Diario del Huila

Las ciclovías de Neiva sin dolientes

Ago 17, 2024

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Al Pan, pan

Por: Marco Fidel Yukumà

La millonaria inversión en la construcción de ciclovías en Neiva  ya se perdió. Estas obras, sinónimo de civismo, deporte, salud y convivencia, vienen siendo destruidas por los motociclistas, los conductores de colectivos y por la gente en general, que no le dan ningún valor, y por el contrario, las ven como estorbo, como una barrera, como un obstáculo para la movilidad.

Todos estos destructores de las ciclovías, a lo mejor no saben que se construyeron con plata que ellos mismos pagaron en impuestos y demás. El que intente hacérselo saber se puede llevar una puñalada, un golpe o mínimo una “madriada”, porque el desprecio de los motociclistas, conductores de servicio público y particular por estas obras, es evidente, y lo manifiestan no solo insultando a quien sale en defensa, son los responsables materiales de la destrucción.

Las ciclovìas de Neiva  están siendo literalmente destruidas por los conductores que las invaden, destrozando su estructura, por los vecinos que las han vandalizado, derribando los conos de señalización y robándose  los cubos que van pegados al asfalto para aislar la zona de circulación. En viviendas de algunos barrios del norte de la ciudad, se ven pedazos de material de la ciclovía construida en esa zona, que han sido arrancados y se los han llevado, no se sabe con qué fin, el hecho es que se advierte una generalizada intención de destrucción de estas obras de tanta importancia en el bienestar de los ciudadanos.

Pero es claro que las ciclovías de la ciudad de Neiva, tienen más enemigos que defensores. Ningún alcalde de la ciudad se ha dado a la tarea de educar, enseñar y socializar los beneficios de la ciclo vía. Antanas Mocus, Jaime Castro y otros alcaldes de Bogotá, se gastaron años enseñándole a los bogotanos el valor y el adecuado uso de esta alternativa de desarrollo urbano, que hoy se ha convertido en soporte trascendental, no solo en la movilidad, sobre todo, en la práctica del deporte, el uso de la bicicleta y otras ventajas que cualquier habitante de la capital, las comprende y valora. 

En Neiva, las ciclovías se construyeron como una obra más, como un pretexto de algunos alcaldes para hacerse a las coimas que se derivan de cada contrato adjudicado. No hay antecedente  en la capital del Huila de un sólo alcalde que antes de embarcarse en un proyecto, consulte a las comunidades, que verifique si es lo que necesita la gente para vivir bien. Las ciclovías, y todas las obras en Neiva, se hacen porque al alcalde de turno le da la gana, porque al alcalde del cuatrienio  se le ocurrió, porque hay que reembolsar los aportes que recibió durante la campaña, porque con la mayoría de obras que se hacen en Neiva, simplemente se pagan favores políticos, se enriquece el alcalde, algunos de sus secretarios, sus  familiares y los padrinos. Esa es la hermenéutica de la inversión en ciudades como Neiva, donde crece la corrupción, la anarquía y el despilfarro; el desarrollo siempre queda aplazado para el siguiente período. 

Si en Neiva, las obras se planearan, se proyectaran, se consultaran y se socializaran con la comunidad, con los expertos y los conocedores del verdadero desarrollo, ya se habría construido  la PETAR, el estadio de futbol, el Sistema Estratégico de Transporte Público, las vías necesarias para una movilidad sin riesgos, se habría derrotado la delincuencia y el río Magdalena  no sería el foco de contaminación al que el gobernador Villalba, le tiene tanto asco. Si las obras se hicieran en Neiva exclusivamente para resolver las necesidades  insatisfechas de la gente,  no habría tanto político millonario, tanto financiador de campañas, apostándole al mejor postor, ni tanta gente inconforme, viendo cómo la ciudad sigue siendo saqueada con el perverso pretexto de las obras.

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