Por: José Eliseo Baicué Peña
La historia nos dice que siempre se ha interrogado la seriedad y objetividad de las ciencias sociales. Conviene recordar que el conjunto de disciplinas que hoy es llamado ciencias sociales aparece y se desarrolla en el sistema de gobierno capitalista y no en el comunista como se cree.
El capitalismo es el primer estadio de la evolución del hombre en que este es formalmente libre. En este sistema desaparecen las condiciones de esclavitud y servidumbre, y quien trabaja por primera vez tiene la oportunidad de vincularse en la empresa que mejores condiciones ofrezca.
A la vez, esta transformación de fondo en las relaciones económicas, va acompañada por el desarrollo de las ciencias naturales, especialmente, en Europa Occidental, durante la Ilustración.
En ese periodo, luego de que el catolicismo pierde influencia debido a la aparición del Renacimiento y de la Reforma Protestante, el conocimiento científico florece en las distintas sociedades europeas. Como resultado, surgen los enciclopedistas, y se crean y fortalecen las universidades. Toma fuerza la investigación científica y filosófica de la teología, dando lugar a la época bautizada como “el siglo de las luces.
Los pensadores del momento como Francis Bacón, Condorcet, Voltaire, Descartes y Newton, hablan del mundo material, a diferencia de los de la Edad Media, que defendían el mundo espiritual. Este nuevo mundo material tenía una intrínseca unidad de conocimiento y el potencial para un progreso indefinido del ser humano.
La mayor empresa de la mente ha sido y siempre será, decían los pensadores de la Ilustración, el intento de vincular las ciencias y las humanidades. Aunque la Ilustración era laica en su orientación, tenía una deuda con la teología. Trajo al mundo occidental al umbral de una nueva libertad: echó a un lado cualquier forma de autoridad civil o religiosa, cualquier miedo imaginable, para dar el lugar que se merecía la investigación sin barreras.
Como las ciencias sociales son las ciencias del hombre, aportan conocimientos sobre los más diversos problemas así como del mejoramiento en la aplicación de políticas públicas y sociales.
Las ciencias sociales deben derribar las barreras artificiales entre los seres humanos y la naturaleza.
Desde estos espacios se puede producir un control a los excesos de la tecnología para formar un ser más humano que contribuya a la conservación y progreso de la raza humana.