Por: Santiago Ospina.
La semana pasada estuve presente en la Macrorrueda 100 de ProColombia llevada a cabo en la ciudad de Cartagena. La Macrorrueda es una de las ruedas de negocios más importantes de Sudamérica, y reúne compradores de más de 30 países con vendedores colombianos de diferentes industrias. Desde Postobón o Juan Valdés hasta productores y cooperativas, este espacio bien ejecutado por ProColombia representa una oportunidad ideal para el crecimiento y la consolidación de los negocios a través de alianzas y oportunidades con clientes extranjeros.
Caminando por los pasillos del evento me encontré con una gran profesional de la Cámara de Comercio del Huila dedicada a monitorear y apoyar a las empresas opitas partícipes en la Macrorrueda. En muchos casos, la ansiedad y el nerviosismo juegan en contra del emprendedor, especialmente a la hora de negociar, y el acompañamiento de profesionales con experiencia puede ser determinante para el éxito y escalonamiento de los emprendimientos.
La inclusión de esta profesional de la CCH fue la única acción que percibí por parte de las instituciones de nuestra región. La Gobernación, la Alcaldía y la Cámara de Comercio tienen la responsabilidad de fomentar el tejido empresarial opita, y para esto se destina un amplio presupuesto que debe verse reflejado en el incremento y la consolidación de empresas de la región. Conozco excelentes personas que se desempeñan profesionalmente en cada una de estas entidades, y sé que la gran mayoría ejerce su trabajo con un sentido de convicción y orgullo.
Pero para esta Macrorrueda, escasamente hubo algún apoyo económico y nula promoción proveniente de nuestras entidades. Para poder atender a un evento como este, un emprendedor debe desplazarse de Neiva a Cartagena, pagar varios días de alojamiento en una de las ciudades más turísticas del continente, y ofrecer decenas de muestras comerciales gratuitamente. El costo promedio de cada participante supera el millón de pesos, inversión que representa un gran esfuerzo para emprendedores que en muchos casos y con gran ilusión, optan incluso por endeudarse para asistir.
El tejido empresarial huilense no cuenta con el mismo músculo que dispone el Valle del Cauca, Antioquia o Cundinamarca, eso es claro, y el reto de nuestras instituciones es canalizar estratégicamente los recursos limitados para potenciar el sector privado. Si un evento de esta envergadura y tan idóneo para nuestra oferta agrícola exportable como la Macrorrueda no tiene presupuesto de apoyo y escasa presencia regional ¿Cómo pueden las empresas constituidas en el Huila aspirar a transformarse de micro-emprendimientos o negocios familiares a empresas sólidas?, ¿Cómo pueden confiar en el sector público para aumentar su competitividad? Esto sólo conllevará a que las empresas muden su operación a regiones con más apoyo a medida de que vayan creciendo, restando competitividad y empleo en nuestra región.
Es responsabilidad de estas 3 entidades volver competitiva la oferta exportable huilense. Deben invertir, no sólo en capacitar, sino en hacer presencia y disponer de espacios que acerquen nuestros productos al mercado internacional.
Mi invitación a las entidades públicas es que actualicen su análisis acerca de dónde invierten los recursos con el fin de posicionarlos donde verdaderamente se aumenta la competitividad de nuestra oferta exportable regional, que no es en la capacitación, sino en la promoción. Con el aroma de un café huilense los saludo,
