Por: Luís Alonso Colmenares Rodríguez
@LColmenaresR
Así como todos queremos respirar, todos también queremos tener una pensión. A partir de la expedición de la ley 100 el sistema pensional colombiano está conformado por dos regímenes: el Régimen Solidario de Prima Media con Prestación Definida, administrado por Colpensiones, y el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad, a cargo de las Administradoras de Fondos de Pensiones y Cesantías.
No necesitamos de mucho esfuerzo para saber que los principales problemas del sistema pensional en Colombia son la cobertura, sostenibilidad y equidad, lo cual se traduce en que, tratándose de adultos mayores, solo una mínima parte de la población reciben pensión; los que reciben las pensiones más altas son subsidiados con recursos del presupuesto general de la nación y reciben más de lo cotizado durante la vida laboral, es decir, la población más rica se queda con los subsidios del Estado, pero también hay una importante cantidad de ancianos que no reciben nada y viven en la pobreza.
Entre las propuestas del Gobierno para mejorar el sistema pensional vigente se quiere que los dos sistemas no compitan, sino que sean complementarios. Por ejemplo, si una persona gana cuatro salarios mínimos, entonces que una parte de la cotización vaya a Colpensiones y el resto a los fondos privados.
También se propone poner un tope a la cotización en Colpensiones, para que solo funcione apoyando a las personas de menores ingresos para lograr la cobertura total con los adultos mayores que no tienen pensión, incluyendo el programa Colombia Mayor, y dejen de recibir los $80 mil mensuales que les está entregando el gobierno a cambio de girarles un bono de $500 mil mensuales. Seguro que ninguno de los beneficiarios en estado de lucidez va a decir que no; ¡ni tampoco los que los cuidan!
Dijo el presidente Gustavo Petro que «Se les entregaría un bono de 500.000 pesos a los y las adultas mayores que no están pensionados para que puedan superar la línea de pobreza«, es decir, que reciban los recursos mínimos para poder satisfacer las necesidades básicas. Y esos recursos saldrían del presupuesto general de la nación.
¿Pero pregunto, y en vez de entregarles plata no será mejor que el gobierno les resuelva esas necesidades con programas de bienestar, y tarifas diferenciales en los hogares donde atiendan a los adultos mayores?
Según las cuentas del mismo Gobierno, el programa costaría $1,5 billones mensuales para beneficiar con el mencionado bono a 3 millones de adultos.
No nos echemos mentiras: en muchos casos esos dineros ni siquiera los disfruta el adulto mayor, sino que los terminan gastando los hijos, nietos o sobrinos en cosas distintas a la solución de las necesidades del adulto. Se aprovechan de las circunstancias. Para qué le digo no siendo sí.
Otro aspecto por considerar es la imposición de una carga tributaria a la mesada pensional, lo cual es absurdo porque no es un ingreso o la contraprestación de algo; sino la devolución de un ahorro que mientras se acumuló pagaron los impuestos de renta.
No es un tema sencillo de resolver, y esa conjugación de situaciones tiene el sistema pensional ad-portas de estallar y exigiendo decisiones a la mayor brevedad.
De tal manera que el Gobierno, de manera racional, sin sesgos ideológicos, ni aprovechándose de las mayorías en el Congreso, debería promover el diálogo entre todos los actores: Congreso, fondos de pensiones, Colpensiones, trabajadores, patronos, gremios económicos, investigadores del tema, en fin, todos los que tengan algo importante para proponer en un acuerdo, hacer los ajustes necesarios que permitan la sostenibilidad del sistema, más adecuado a los tiempos que estamos viviendo, eficiente y también progresivo, que mejore la cobertura y garantice la equidad de la que hoy adolece.
Pero, además, que no se quede tampoco en intenciones como en mayo de 2019 cuando el Gobierno, desplegando entusiasmo por todos los poros, anunció con toda la estridencia y hasta por el tubo del agua el lanzamiento de una plataforma para que los colombianos hiciéramos parte de la discusión y aportáramos elementos para la construcción de una reforma al sistema pensional. Todo quedó en sudor y…
Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí... @LColmenaresR
Las pensiones: una bomba de tiempo…
Por: Luís Alonso Colmenares Rodríguez
@LColmenaresR
Así como todos queremos respirar, todos también queremos tener una pensión. A partir de la expedición de la ley 100 el sistema pensional colombiano está conformado por dos regímenes: el Régimen Solidario de Prima Media con Prestación Definida, administrado por Colpensiones, y el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad, a cargo de las Administradoras de Fondos de Pensiones y Cesantías.
No necesitamos de mucho esfuerzo para saber que los principales problemas del sistema pensional en Colombia son la cobertura, sostenibilidad y equidad, lo cual se traduce en que, tratándose de adultos mayores, solo una mínima parte de la población reciben pensión; los que reciben las pensiones más altas son subsidiados con recursos del presupuesto general de la nación y reciben más de lo cotizado durante la vida laboral, es decir, la población más rica se queda con los subsidios del Estado, pero también hay una importante cantidad de ancianos que no reciben nada y viven en la pobreza.
Entre las propuestas del Gobierno para mejorar el sistema pensional vigente se quiere que los dos sistemas no compitan, sino que sean complementarios. Por ejemplo, si una persona gana cuatro salarios mínimos, entonces que una parte de la cotización vaya a Colpensiones y el resto a los fondos privados.
También se propone poner un tope a la cotización en Colpensiones, para que solo funcione apoyando a las personas de menores ingresos para lograr la cobertura total con los adultos mayores que no tienen pensión, incluyendo el programa Colombia Mayor, y dejen de recibir los $80 mil mensuales que les está entregando el gobierno a cambio de girarles un bono de $500 mil mensuales. Seguro que ninguno de los beneficiarios en estado de lucidez va a decir que no; ¡ni tampoco los que los cuidan!
Dijo el presidente Gustavo Petro que «Se les entregaría un bono de 500.000 pesos a los y las adultas mayores que no están pensionados para que puedan superar la línea de pobreza«, es decir, que reciban los recursos mínimos para poder satisfacer las necesidades básicas. Y esos recursos saldrían del presupuesto general de la nación.
¿Pero pregunto, y en vez de entregarles plata no será mejor que el gobierno les resuelva esas necesidades con programas de bienestar, y tarifas diferenciales en los hogares donde atiendan a los adultos mayores?
Según las cuentas del mismo Gobierno, el programa costaría $1,5 billones mensuales para beneficiar con el mencionado bono a 3 millones de adultos.
No nos echemos mentiras: en muchos casos esos dineros ni siquiera los disfruta el adulto mayor, sino que los terminan gastando los hijos, nietos o sobrinos en cosas distintas a la solución de las necesidades del adulto. Se aprovechan de las circunstancias. Para qué le digo no siendo sí.
Otro aspecto por considerar es la imposición de una carga tributaria a la mesada pensional, lo cual es absurdo porque no es un ingreso o la contraprestación de algo; sino la devolución de un ahorro que mientras se acumuló pagaron los impuestos de renta.
No es un tema sencillo de resolver, y esa conjugación de situaciones tiene el sistema pensional ad-portas de estallar y exigiendo decisiones a la mayor brevedad.
De tal manera que el Gobierno, de manera racional, sin sesgos ideológicos, ni aprovechándose de las mayorías en el Congreso, debería promover el diálogo entre todos los actores: Congreso, fondos de pensiones, Colpensiones, trabajadores, patronos, gremios económicos, investigadores del tema, en fin, todos los que tengan algo importante para proponer en un acuerdo, hacer los ajustes necesarios que permitan la sostenibilidad del sistema, más adecuado a los tiempos que estamos viviendo, eficiente y también progresivo, que mejore la cobertura y garantice la equidad de la que hoy adolece.
Pero, además, que no se quede tampoco en intenciones como en mayo de 2019 cuando el Gobierno, desplegando entusiasmo por todos los poros, anunció con toda la estridencia y hasta por el tubo del agua el lanzamiento de una plataforma para que los colombianos hiciéramos parte de la discusión y aportáramos elementos para la construcción de una reforma al sistema pensional. Todo quedó en sudor y…
Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí... @LColmenaresR