EL RINCÓN DE DIANA
Por: Diana Montes
No cabe duda de que el fútbol es un fenómeno cultural. Y en estas épocas de cultura globalizada gracias a las tecnologías de la información y la comunicación que permiten la inmediatez entre emisor y receptor, es un fenómeno capaz de movilizar pasiones en el seno del pueblo que cualquier político profesional envidiaría. Estas emociones populares compartidas se exacerban cuando se trata de la Selección Colombia, puesto que además del fervor natural del fútbol se conjuga el patriotismo que cualquier persona puede compartir.
Es por eso que cuando juega nuestro equipo nacional de fútbol no solamente asisten como espectadores los especialistas en el deporte, sino también un público casual, que constantemente no ve fútbol, pero que en estas grandes citas concurre al apoyo de nuestros jugadores. Debo confesar que soy una de esas espectadoras casuales que sufrió como pocas veces un partido de fútbol por culpa de una derrota injusta de nuestra selección contra la Selección Argentina de fútbol. Sin embargo, a pesar de la derrota, ver el pundonor con el que nuestros muchachos afrontaron el encuentro, considero que hay una serie de valores que son dignos no solamente de admirar, sino también de imitar.
En primer lugar, el trabajo duro de todo el plantel nacional para confeccionar un equipo altamente competitivo que nos permitió soñar con llegar a ser campeones de la Copa América. En esto, por supuesto, están incluidos jugadores, cuerpo técnico y ayudantes de campo, tales como utileros, cocineros, meseros, etc. Es un trabajo en equipo que no solamente les corresponde a quienes estuvieron jugando en la cancha, sino también a quienes estuvieron en banca e incluso detrás de ellos. En nuestra sociedad hay trabajos invisibilizados que vale la pena que salgan a la luz.
Y, en segundo lugar, la deportividad con la que se asumió la derrota: los nuestros fueron cordiales incluso a pesar de los sentimientos de tristeza y frustración que los invadían. El manejo de las emociones propias es una cualidad que, si fuera más generalizada, la cantidad de conflictos que se evitaría sería bastante alta.
¡Mantengan la frente en alto, que ya llegará nuestro momento! El camino al Mundial apenas empieza, y tenemos con qué dar batalla.