Por: José Eliseo Baicué Peña
Leer amplía las habilidades intelectuales y previene el deterioro de las capacidades mentales que vienen con la vejez, es otro motivo de peso para leer, leer y leer. Algunas investigaciones psiconeurológicas han dejado evidencia científica de que la inteligencia no es heredada sino aprendida en un 80%.
Si la persona tiene los estímulos adecuados desde la primera infancia, podrá alcanzar buenos niveles de inteligencia. Y la mejor manera de alcanzarlos es a través de la lectura disciplinada y provechosa.
Kafka decía que la vida es un enigma del que hemos olvidado la clave. Los libros, al contrario, son claves o llaves cuyo enigma no hemos localizado todavía. Las grandes novelas, los grandes relatos, los buenos poemas, dan respuesta a preguntas que aún no nos hemos hecho, que todavía no hemos encontrado.
La vida es un cuaderno de ejercicios; los vamos haciendo sin saber jamás si hemos dado o no con la solución justa. Frente a ella, los buenos libros proporcionan siempre soluciones justas a problemas que luego hay que reconocer y plantear. Y la lectura es la protagonista indiscutible de toda esta historia.
La lectura debería ser considerada prioritariamente por todos los países. La UNESCO ha señalado que los libros y el acto de leer constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento, la democratización de la cultura y la superación individual y colectiva de los seres humanos.
Es decir, que los libros y la lectura son, y seguirán siendo, instrumentos indispensables para conservar y transmitir el tesoro cultural de la humanidad, pues, al contribuir de tantas maneras al desarrollo, se convierten en agentes activos del progreso.
Si no leyó en este año, haga planes, para el 2024, de tal manera que incluya tiempo para la lectura.