Cuando el ser humano consume licor adulterado, está expuesto a sufrir serias afectaciones a su salud, desde un dolor fuerte de cabeza, daños en el cerebro, hígado y puede producir ceguera e inclusive la muerte. Pero desafortunadamente existen algunos mercaderes han creado una industria ilegal, comúnmente denominadas alambiques en algunas regiones de Colombia. Además, las finanzas públicas de los entes departamentales están siendo amenazadas por la producción y distribución de estas bebidas alcohólicas ilegales. Adicionalmente se estima que una de cada cuatro botellas de licor que entra al país es ilegal. El Estado dejó de recibir más de 600 millones de dólares por el contrabando de alcohol durante la vigencia fiscal anterior. Colombia es considerado una de las naciones donde hay más licor de contrabando en el mercado, ubicándolo en el quinto lugar de los países donde se desarrolla esta actividad ilícita en América Latina. Brasil ocupa el primer lugar de este mercado ilegal con un 28 por ciento, seguido de Perú, Ecuador, y Colombia (24,8%). Esto refleja que en esos países el licor ilegal que se ofrece a los consumidores es 19,8 por ciento más barato que el legal. Además, no existe regulación sobre el tráfico del etanol, creando una competencia desleal y el deterioro de algunas marcas.
Vivimos un curioso momento, entre panderetas y cacerolas, pero sin dejar de producir ni de prepararnos para las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Tal vez, ese ingrediente de fe y alegría sea lo que mantiene a flote una sociedad como la nuestra. Pero a este ambiente lo suelen rodear peligros, o demonios que nos llevan fácilmente de la fiesta al duelo. El reto es prevenir y reducir al máximo esos males, que son evitables, comenzando por la pólvora mal usada, pues no se trata de irse lanza en triste contra el milenario elemento, sino contra la manipulación torpe.
Pero el otro protagonista es el licor adulterado. Un flagelo menos ruidoso, pero que enceguece y causa tragedias insospechadas, producto de su efecto potencial en el organismo humano. Un estudio contratado por la Federación Nacional de Departamentos, en alianza con la Universidad Eafit, calculó que el 17 por ciento del licor que se vende en el país es adulterado. Y, aunque a menudo la Fiscalía y la Policía dan golpes a los criminales que mueven cerca de 5 millones de botellas al año, el miserable negocio sigue. De nuevo, hay que recalcar las recomendaciones de comprar en sitios seguros, revisar los sellos y logos, y denunciar. Y al hablar de licor, qué decir de la mezcla fatal de éste con la conducción de vehículos, que también en esta época suelen aumentar las tragedias, pues el carro en manos de un ebrio al volante es un arma que nos apunta a todos.