El conjunto inglés busca llegar a la definición del título europeo.
La llegada del uruguayo Darwin Núñez al ataque del Liverpool ha cambiado un modelo ofensivo que había funcionado, cuando los Reds inician su campaña europea el miércoles en Nápoles.
Con nueve puntos en seis jornadas, el 50% del máximo posible, en el peor comienzo de la era Jürgen Klopp, los subcampeones de Inglaterra y Europa crean dudas.
La marcha del Sadio Mané al Bayern Múnich marcó el fin de una época, ya que los seis años en el club del senegalés habían coincidido con páginas gloriosas.
Liverpool ha ganado dos de los tres partidos sin él, y su regreso, el sábado en campo del Everton (0-0), confirmó que son necesarios ajustes.
Los Reds crearon muchas ocasiones y sin un gran Jordan Pickford en la portería de los Toffees, podrían haber partido con más que un punto.
Con la presencia nueva de Núñez en el eje del ataque parece particularmente afectar al rendimiento del egipcio Mohamed Salah, autor de solo dos goles en seis jornadas, frente a seis y cinco en las dos últimas temporadas
Atacante axial y de punta, Núñez no tiene nada que ver con el brasileño Roberto Firmino o el portugués Diogo Jota, que juegan más como nueve y medio o falso nueve.
Ya durante temporada pasada, la eclosión de Luis Díaz, que había llegado en el mercado de invierno, hoz que Klopp recolocara a Mané en el eje del ataque, y las acciones menos sistemáticas o más lentas del senegalés parecieron perturbar la eficacia del egipcio.
Salah, de este modo, solo ha marcado diez goles desde el 23 de enero. Su número de disparos por partido ha caído de 4,3 por 90 minutos de media la temporada pasada a 2,8, y toca 47,7 balones por 90 minutos frente a 56 la temporada pasada.
Un partido de Liga de Campeones no es tal vez el mejor momento para afinar los automatismos del Liverpool, sobre todo en Nápoles. Pero el tiempo juega en contra del club inglés y el sorteo difícil, en un grupo, que completan Ajax de Ámsterdam y Glasgow Rangers, tampoco ayuda.