La escasez de lluvias durante el Fenómeno de El Niño ha llevado a una alarmante disminución en los niveles de los embalses en la Región Central, incluido el Huila. La RAP-E y autoridades locales hacen un llamado apremiante a la acción para preservar este recurso vital y enfrentar la emergencia hídrica.
Diario del Huila, Panorama
La Región Central de Colombia, a la cual pertenece el Huila, se enfrenta a una crisis que no puede ser pasada por alto: el descenso alarmante del nivel de los embalses, resultado de la baja ocurrencia de lluvias durante el Fenómeno de El Niño. Esta situación está agotando las reservas de agua destinadas al consumo humano, la agricultura y la generación de energía.
Ricardo Agudelo Sedano, gerente de la RAP-E Región Central, en compañía de funcionarios de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, ha presenciado de primera mano el estado crítico del embalse de Chuza, parte del sistema Chingaza en Cundinamarca. En respuesta, hace un llamado a la comunidad y a los diversos sectores a tomar conciencia sobre la importancia de preservar este recurso vital.
«Hacemos un llamado a la acción. Este embalse provee el 70% del agua que se consume en Bogotá y la Sabana. Los embalses están en unos niveles bajos, por ejemplo, este está en un 20% de su capacidad. Esto implica que desde nuestros hogares y desde el trabajo que tengan cada uno de los que pueden incidir en las políticas públicas, generemos acciones conjuntas para cuidar el agua. Estamos en un momento de emergencia que implica una acción colectiva de todos los ciudadanos y mandatarios de la Región Central”, expresó Agudelo.
Algunos de los principales embalses del país empiezan a registrar mínimos históricos como Guavio con un 7.95%, Riogrande 2 con 8.79% y El Quimbo con 20.66%.
Además, Agudelo agregó: “Desde la RAP-E podemos a disposición nuestro Plan de Seguridad Hídrica de la Región Central y su Índice de Seguridad Hídrica como instrumentos y hoja de ruta para fortalecer la gobernanza y capacidad institucional para la seguridad hídrica; proteger servicios ecosistémicos para la provisión de agua y la resiliencia climática; y asegurar agua limpia y disponible para las personas y los sistemas productivos sostenibles”.
El Índice de Seguridad Hídrica (ISH), diseñado por la RAP-E, es una herramienta clave para medir y entender el estado de la seguridad hídrica en la región. Con variables estandarizadas con puntajes que determinan su estado (muy alto a muy bajo) o nivel (muy bueno a muy malo), el ISH resume cinco dimensiones críticas: la gestión del recurso hídrico, los ecosistemas, la gobernanza, los riesgos y las condiciones socioeconómicas.
La implementación de estas herramientas resulta esencial para el cuidado y la preservación de todas las fuentes y ecosistemas hídricos presentes en la Región Central que inciden, de manera directa, en la calidad de vida de los más de 16 millones de habitantes de la Región Central de Colombia.
Situación actual
La situación actual de los embalses presenta un escenario preocupante, con reservas del 33.54 %, lo que supone una disminución de 1.08 puntos porcentuales con respecto al mínimo histórico de los últimos 20 años para el mes de marzo (34.62 % en marzo de 2020). Asimismo, se encuentra 1,73 puntos porcentuales por encima del mínimo histórico registrado en abril de 2020 (31.81 %).
Esta situación se debe, entre otros factores, a los bajos aportes que han persistido durante el mes actual, alcanzando solo el 45,68 % de la media histórica, y al aumento en la demanda en un 8,64 % en comparación con el mismo período del año anterior.
Aunque el volumen útil del embalse agregado está 5.43 puntos por encima de la senda de referencia definida en la Resolución CREG 209 del 2020, que es de 28.11 para la fecha, la reducción de los aportes ya está comenzando a afectar a algunos de los principales embalses del sistema. Por ejemplo, Guavio se encuentra en un 7.95%, Riogrande 2 en un 8.79%, y el Quimbo en un 20.66% de su volumen útil.
Según Juan Carlos Morales Ruiz, gerente del Centro Nacional de Despacho de XM, «Según los escenarios previstos, sin la materialización de eventos de baja probabilidad y gran impacto, la demanda de energía de los colombianos puede atenderse con el uso eficiente de toda la infraestructura eléctrica, contando especialmente con la máxima generación térmica durante lo que resta del verano y el uso eficiente de los recursos hidráulicos disponibles«.
«Desde XM, continuaremos trabajando en colaboración con el CACSSE, los agentes del mercado y la institucionalidad sectorial, haciendo un seguimiento detallado de cada una de las variables del Sistema, para satisfacer la demanda de los colombianos con criterios de calidad, seguridad y confiabilidad durante la estación de verano y hasta que los embalses recuperen sus niveles promedio históricos. En este sentido, es fundamental contar con el uso racional de la energía por parte de los usuarios«, concluyó.
Influencia de las lluvias
El aumento de las lluvias en algunas regiones del país ha despertado una luz de esperanza en los últimos días. Sin embargo, ¿podrán estas precipitaciones influir realmente en el incremento del nivel de los embalses? «Dado que estamos iniciando abril, se espera que las lluvias vuelvan a aparecer y que los embalses se recuperen. De ser así, el país no enfrentaría problemas de suministro para hacer frente a la situación actual«, señaló Julio César Vera, presidente de Xua Energy.
Además, Vera ofreció un mensaje tranquilizador ante la coyuntura actual al afirmar que «incluso si las lluvias se retrasaran, aún contamos con un margen de casi seis puntos porcentuales antes de alcanzar un nivel crítico en los embalses. Esto significa que, con reducciones diarias de entre 0.3% y 0.4%, tendríamos aproximadamente 15 días adicionales. Además, disponemos de una capacidad de generación térmica que podría cubrir hasta el 55% de la demanda«.
En contraste, Sandra Fonseca, directora ejecutiva de Asoenergía, explicó que «necesitamos que, a partir de esta primera semana de abril, las lluvias cambien y comience una rápida recuperación de los niveles. Sin embargo, si los aportes de lluvias se retrasan, el sistema podría no recuperarse a tiempo. En ese caso, nos veríamos enfrentados a un sistema con precios de escasez«.
