Después de una pausa inesperada por algunos compromisos que tuvimos que cumplir; que me llevó casi a volver a mi destino original, alejarme del grupo y volver a encontrarnos, diario de Borondito vuelve para contar nuestra llegada al fin del mundo; la cual sin duda tiene su anécdota.
DIARIO DEL HUILA, DIARIO DE BORONDITO
Por: Nicolás Motta
Dejamos atrás Quito, la idea era ir saliendo hacia la playa, no íbamos a una desde que casi nos matan en la Guajira al Miope, Valen y a mí por perdernos en el desierto manejando las motos, esa historia pa luego. Antes de coger la ruta del Spondylus teníamos una parada obligatoria, divertirnos con los experimentos de la mitad del mundo.
Nos informamos sobre el lugar y descubrimos que había tres diferentes mitades del mundo, todas estaban muy cerca una de otra:
Primero está el monumento francés, es el más bonito e imponente de todos. La historia dice que ellos vinieron en 1700 a hacer una investigación astronómica de la cual nace el sistema métrico -el de medida, la construcción del monumento de la mitad del mundo y -aunque no directamente- el nombre que se le daría al país en 1830 con la separación de la gran Colombia. No es precisa la ubicación de este monumento ya que por ahí no pasa realmente la línea ecuatorial, por esto no decidimos ir, aunque es el lugar más adecuado para tomarse la foto, queríamos estar en el real.
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Segundo, el museo de Intiñan, se construyó sobre la línea ecuatorial, aunque no es el verdadero punto 0, se trazó la línea del ecuador con un satélite y se construyó el museo sobre esta; era más confiable, a nuestro parecer. En el sitio se hacen diferentes experimentos para mostrar los efectos de estar de un lado u otro de la línea; intentamos hacer parar un huevo, supuestamente sobre la línea es más fácil, pero ninguno de nosotros pudo, también la prueba del agua que gira a la derecha o la izquierda dependiendo del hemisferio en el que estemos y otra de caminar con los ojos cerrados, cerramos la visita con un sello en nuestro pasaporte que nos certificó la visita, incluso uno en el pasaporte de Habana, fue bastante divertido el plan.
Una tercera mitad del mundo es Catequilla, es un monumento de origen prehispánico, estaba acá incluso antes de la llegada de los franceses, los expertos lo determinan como el verdadero punto 0, la verdadera mitad del mundo había sido trazada con tecnología de indígenas locales.
No es muy popular, la señalización al lugar es casi nula, GoogleMaps estaba equivocado con la ubicación y nos mandó a perder por unos barrios no muy cercanos del monumento, aunque gracias a eso dimos con un sitio que vendía encebollados, un caldo de pescado, yuca y mucha cebolla, si tienen la oportunidad de probarlo, no lo duden es una maravilla. La señora que lo vendía nos dio indicaciones para llegar al lugar, no fue suficiente y nos tocó preguntar un par de veces más.
Tenía otras bondades
Una de las personas a las que le preguntamos por cómo llegar a Catequilla nos comentó que también era un centro energético del planeta, donde antiguamente se hacían ceremonias y que era posible ver naves espaciales acercarse ahí por la noche, que de hecho él había visto una. Encima de eso nos y para rematar, nos aseguró que cristo es un extraterrestre crístico, uno de los malos ya que es un «devorador sexual de hombres», no podíamos de la risa, de todas maneras, hicimos caso a sus indicaciones y logramos llegar a nuestro objetivo, loco no estaba.
Catequilla se ubica en la cima de un gran cerro en medio de un valle, la vía para subir era bastante mala, una carretera en mal estado, destapada y contra un abismo. La vista al llegar, impresionante. El lugar se encuentra prácticamente en abandono, una pena para ser un lugar con tanta importancia histórica, lo recorrimos de un lado a otro, nos tomamos fotos y pensamos en extraterrestres. Si tenía una onda medio extraña, quizá por el contexto, quizá porqué queríamos creerlo.
RECUADRO:: Cerro Catequilla
Para buena parte de extranjeros y nacionales, la ciudad mitad del mundo y el monumento que en ella se erige es el punto que marca la división de los hemisferios norte y sur. Sin embargo, tal edificación constituye un homenaje a la labor de la misión geodésica francesa que llego a Ecuador para determinar el tránsito de la línea ecuatorial allá por el periodo comprendido entre los años 1736-1745.
Dados los instrumentos y métodos de la época, la mitad del mundo se determinó cerca de donde hoy se levanta el obelisco, en la parroquia San Antonio del Distrito Metropolitano de Quito (Prov. De Pichincha).
Hoy, con posesión de la tecnología GPS y otras herramientas se fija la verdadera latitud cero grados, cero minutos, cero segundos en la cima del monte Catequilla, ubicado 240 metros al sur del complejo turístico mitad del mundo referido en los párrafos anteriores.
Camino a un nuevo destino
Invertimos más del tiempo esperado por la zona, nos seguía esperando la playa y ya no nos quedaban muchas horas de sol, cogimos carretera hasta que la vista nos permitiera seguir pisando el acelerador, pasamos cerca de un pueblo que nos habían recomendado bastante, Mindo. No estábamos muy seguros de lo que nos íbamos a encontrar, pero el hambre y el cansancio nos llamaban a hacer una parada.
Al salirnos de la carretera para entrar al pueblo nos encontramos adentrándonos en un denso bosque, los pájaros cantaban más fuerte a medida que nos íbamos acercando al pueblo. Además, vimos varios cultivos de cacao y muchas mariposas. Cuando llegamos empezó a caer una llovizna fastidiosa que dificultó la búsqueda de un lugar para comer y un lugar para dormir.
El pueblo era pequeño, con muy pocas calles pavimentadas, mucho verde y muchísimo turismo, principalmente turismo ecológico y de aventura. Nosotros íbamos medio de paso, pero estando ahí decidimos que haríamos al menos una cosa antes de irnos, mientras lo hablábamos encontramos un hospedaje que se ajustaba a nuestro presupuesto y nos metimos los seis en una sola; estaba amplia habitación. El hospedaje tenía un espacio para asados que aprovechamos para preparar unas truchas, acostarnos en hamacas y tomar vino de caja.
Al día siguiente el plan ya estaba decidido, íbamos a ir a un refugio de aves a ver colibríes, tucanes y otros pájaros medio raros, pero lindos. Nos dejamos perder entre los árboles, le dimos de beber a los colibríes y el gordo grabó sonidos del bosque. Salimos de ahí con ganas de explorar un poco los alrededores a ver si veíamos algún animal extraño dando vueltas; el intento fue poco fructífero.
La playa nos espera y de nuevo se nos estaba haciendo algo tarde, pero estábamos decididos, ya teníamos la ciudad de destino; Perdernales, hicimos dos paradas estratégicas antes de llegar, una para comprar dos litros de aguardiente artesanal y otra para aprovisionarnos de empanadas de plátano; la comida y algo de tomar, nunca pueden faltar.
Dejamos por un tiempo la cordillera de los Andes, no habíamos bajado de ahí en varias semanas y no sabíamos la falta que nos iba a hacer. Estábamos a punto de tomar la ruta del Spondylus que es un género de molusco, como una gran concha de color rojizo que se utilizaba como moneda o instrumento ceremonial en las sociedades andinas de hace miles de años.
La ruta lleva su nombre pues es una ruta costera donde se podían encontrar este tipo de conchas, ahora hay muy pocas, esta vía va desde Esmeraldas, al norte de Ecuador hasta Salinas, que está al sur, acompañada siempre del océano pacifico… y de nosotros por unas buenas semanas.
Ahora nos preparábamos para vivir una nueva experiencia, esperamos que inolvidable como todas las que hemos tenido en este viaje. Esta edición la estamos escribiendo un poco más al sur de los acontecimientos sucedidos, reunidos en familia, perdidos entre los grandes viñedos y el sol Mendocino, en Argentina, la tierra de la plata, sentados a los pies del imponente Aconcagua en la cordillera de Los Andes disfrutando de un buen asado y el mejor vino.
Vamos a estar disfrutando de la tranquilidad que el calor familiar puede darnos, haciendo de tierras extranjeras nuestro hogar. Aprovecho el espacio para desearle un feliz año a los lectores de esta sección, poder compartir las experiencias que hemos vivido en estos 10 meses de aventura nos llena de inmensa felicidad. Sin mucho más parloteo, volvamos a Ecuador, volvamos a la historia.