Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
“Llámenle como le llamen, pónganle como le pongan, el San Pedro es el San Pedro”, me dijo un simpático paisano y amigo, hace unos días, mientras me dirigía al trabajo, y tiene razón, es el nombre tradicional con el que todos los huilenses reconocemos estas tradicionales fiestas folclóricas; seguramente una de las más importantes del país, de estas características.
El departamento del Huila recibe aproximadamente un millón de turistas entre el fin de semana de San Juan y el fin de semana de San Pedro, esto genera una importante dinámica comercial y económica que beneficia a quienes desarrollan negocios, aprovechando la cantidad de gente que llega de diferentes partes del país para gozarse estas festividades, demandando bienes y servicios de todo tipo.
La gente está con una sed impresionante de parranda, de aguardiente doble anís, de cabalgatas, de desfiles, de conciertos, de asado de marrano, de banda papayera, de comparsas, de reuniones con familiares y amigos, y de todo lo que trae consigo esta temporada. Debe ser el efecto generado por la ausencia de festival durante dos años a raíz de la pandemia.
“Yo les digo a mis paisanos, que disfruten con mesura, que tomen trago con calma, sin llegar a la locura; que cuiden los cuatro pesos, que la prima les otorga, para no quedar pelados y terminar en la olla. El San Pedro es muy sabroso, no se los puedo negar, pero con debida calma, se disfruta mucho más. Que no se pierda el control, que disfrutemos con gusto, que bailemos y bebamos, y evitemos cualquier susto; que los hogares no sufran, por un marcado desorden, mejor que se reproduzcan, sin que el ímpetu desborde. Estas magníficas fiestas, son las que yo me disfruto, son ferias tradicionales, son las mejores del mundo.
Con las rondas sampedrinas, comenzamos a gozar, luego elegimos alegres, nuestra reina popular; seguimos así cantando, danzando con muchas ganas y coronamos en Neiva, nuestra hermosa soberana. Eligen luego la reina, de todo el departamento, y todos bailan dichosos, aprovechando el momento. Llegan de todo el país, unas lindas señoritas, que bailan como huilenses, con elegante sonrisa; nuestro folclor se enriquece, cuando el sanjuanero danzan, evocando así al maestro, don Anselmo Durán Plazas.
Jinetes con sus caballos, salen todos refinados, a desfilar por las calles, perfectamente aperados; también cabalgan con ellos, amazonas muy hermosas, que montan en sus corceles, como verdaderas diosas. Matachines y comparsas, adornan con su entusiasmo, presentado muy contentos, su magnífico espectáculo. Transcurre así el festival, entre reinas y cortejos, con carrozas y caballos, con verbenas y festejos; el disfrute es general, todos pasamos contentos, nos unimos como hermanos, mientras transcurre el San Pedro”.
Recordemos que “Cuando el Huila muestra su folclor, Colombia baila Sanjuanero”.
Adenda:
No sobra reiterar que las fiestas se disfrutan mejor cuando se viven con responsabilidad, cuando no se mezcla el trago con la gasolina, cuando no se descuidan los niños, cuando se evitan los riesgos por la inseguridad en las calles, cuando se toman precauciones y no se dejan las casas tanto tiempo a solas. ¡Qué viva el festival del bambuco en San Juan y San Pedro!
