Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
Con unos datos estadísticos sumamente apretados y una tensión generalizada en toda la nación, se llegó a la hora de la verdad, en la que el pueblo colombiano deberá elegir a la persona que oriente los destinos de esta patria en los próximos cuatro años.
Después de la primera vuelta presidencial, en la que sorprendió el resultado por el paso a segunda vuelta del ingeniero Rodolfo Hernández y la inesperada derrota de Federico Gutiérrez, los seguidores de los partidos y movimientos con tendencia de centro derecha y derecha, migraron en su gran mayoría a formar parte de los equipos que apoyan al ex alcalde de Bucaramanga.
Gustavo Petro por su parte, aunque airoso por los primeros resultados, ha tenido que afrontar el crecimiento de un candidato y la paulatina consolidación de una campaña que ha venido mostrando cierta ventaja en los resultados de las investigaciones desarrolladas por las diferentes firmas consultoras, contratadas por algunos medios de comunicación, para medir la temperatura de la contienda.
Como se ha podido observar a través de los datos publicados en los distintos canales de comunicación, los dos líderes, tanto el del Pacto Histórico, como el de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, conservan lo que se denomina un empate técnico, realidad que dificulta vaticinar un posible resultado, pues lo que se prevé es que este tema se resuelva en medio de un voto-finish, por lo que se necesita mucha responsabilidad, seriedad y madurez, por parte del electorado.
En una encuesta diseñada y aplicada por la firma Guarumo, contratada por el periódico El Tiempo, Rodolfo Hernández presenta un 48,2 % de intención de voto, mientras que Gustavo Petro Urrego llega al 46,5 % y el voto en blanco a un 5,3 %.
Haciendo lo propio, el diario El Espectador junto a Noticias Caracol y Blu Radio, contrataron a la firma Invamer, quien aplicó un cuestionario orientado a determinar la intencionalidad de los votantes en la segunda vuelta presidencial, la cual proyectó tras el proceso de recolección de información, que Hernández iba a la cabeza en la intención de voto con el 48,2 %, mientras que Petro le pisaba los talones con el 47.2 %.
No cabe la más mínima duda que esta final está de infarto y que el más mínimo error de cualquiera de las dos campañas puede ser definitivo para cancelar a su candidato, pues en este momento las propuestas poco importan, la gente ya escuchó lo que iba a escuchar, ahora la decisión se basa en el descarte más que en la mejor opción verdadera.
Los aspirantes perfectamente pueden salir en este momento a prometer embarazos de seis meses, duplicar el salario mínimo para el año entrante, cambiarle el sentido a las aguas del Magdalena, acabar con los cultivos de coca y marihuana en el país en el término de un año; hacer los estudios, contratar y dejar hecha la segunda línea del metro de Bogotá en su gobierno, o hacer un puente que comunique a la región Caribe con San Andrés, y la gente no va a cambiar de idea, solamente los indecisos podrán tomar decisiones frente a las dos propuestas e inclinar la balanza, optando por el que consideren más conveniente. Esperemos a ver qué puede pasar, lo importante es salir a votar.
