Es ingeniero químico de profesión, se especializó en gerencia de recursos naturales, tiene ya 50 años de edad, pero con el espíritu viajero de un adolescente, ese es Oscar Hernando Cañón y al preguntarle hasta cuándo piensa viajar señala: “el resto de mi vida, porque ese es mi espíritu”. Dialogar con este ‘caminante’ es hablar del mundo, de paisajes, tribus, poblaciones, caminos, atmósferas. Una ventana al universo. Lleva 19 años recorriendo el mundo.
El viajero es oriundo de Cundinamarca e inició su travesía en el primero de mayo de 2004, donde decidió recorrer Latinoamérica en bicicleta.
Le puede interesar:
Renunció al trabajo y a ‘rodar’
La idea de ‘rodar’ por el mundo, se fue apoderando de la cabeza de este profesional, hasta que luego de siete años de laborar en el Ministerio del Medio Ambiente, donde tenía buen empleo, renunció. No contemplaba la idea de trabajar hasta los 60 años y esperar la pensión. La familia no entendía lo que estaba haciendo Oscar, sus allegados, pensaron que estaba perdiendo la ‘cordura’.
“Siempre soñaba con viajar, leía historias de ‘trotamundos’ y dije en algún momento tengo que hacerlo, fue así como en el 2004, renuncié a mi trabajo y creí en ese sueño. Arreglé una bicicleta sencilla, le coloqué unas alforjas que me hizo una amiga y emprendí un viaje por toda Sudamérica. Inicié el primero de mayo del 2004 y el viaje se extendió casi por dos años, recorrí desde Colombia hasta La Patagonia, pasé por toda la cordillera de Los Andes y la vuelta la hice por el Oriente del continente. Estuve en Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Venezuela, fue un recorrido de 37.000 kilómetros”, expresó Oscar.
A pesar de que no cuenta con muchos recursos, aprendió que el dinero se debe manejar bien, vive sin lujos y el arriendo de la casa que tiene, le ayuda a sufragar sus gastos personales en los recorridos.
Le puede interesar:
La ‘compañera’ de viaje
En su primer viaje, el ingeniero, adaptó una bicicleta de montaña, rin 26, ‘triplato’, le colocó una parrilla grande, dos alforjas, una adelante y otra atrás, donde cargaba entre 25 y 28 kilogramos. La cantidad de peso que llevaba, dependía el clima de la zona por donde transitaba, asimismo debía llevar más alimento o agua.
“Ahí llevaba mi casa, afortunadamente no tuve ni accidentes, ni asaltos qué es lo más uno teme. Ya lo otro es parte del viaje, donde uno sabe que se mete a veces por lugares que son muy bonitos, pero son agrestes, como por ejemplo uno de los lugares que a mí me pareció más espectaculares en Suramérica, es toda la ruta de las ‘Joyas Altoandinas’. Inicie en el salar de Uyuni Bolivia y termina en el Desierto de Atacama, Chile”, expresó Oscar. Cuando llegó a Colombia en la ‘bici’ lo recibieron como a un personaje famoso, lo interrogaron, salió en televisión, periódicos, hasta lo entrevistó Pacheco, recuerda.
La ruta según indica tiene unos paisajes hermosos, pero el clima es hostil, pues casi toda el recorrido se encuentra por encima de los 3.700 metros sobre el nivel del mar. “Lo que te enseñan los recorridos es que tú puedes con tu bicicleta y tus energías, llegar a cualquier lugar. Entonces esto alimenta tú espíritu viajero”, agrega el en su momento pedalista que rodó cuatro años por Sudamérica.
Le puede interesar: https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/cartagena-asesinan-a-mujer-dentro-de-su-restaurante-795801
Ruta Alaska-Bogotá en ‘bici’
Ya con la experiencia descrita por Latinoamérica, tuvo la idea de presentar un proyecto para iniciar un recorrido que iba de Alaska, Norteamérica a Bogotá, Colombia en el ‘caballito de acero’.
“Eso fue como el portafolio que yo tenía para presentar y conseguir patrocinio para mi siguiente viaje. Entonces toqué puertas, pues tenía para mostrar que había hecho un viaje por toda Sudamérica, y al final una empresa de telefonía me apoyó y mensualmente me consignaba el dinero para mis gatos. Dure un año y medio haciendo el recorrido”, añade el pedalista.
La vivienda ecológica
Y es que la vida de Cañón, siempre ha estado vinculada a la protección y conservación del Medio Ambiente, pues recordemos que construyó una vivienda con material reciclable en límites entre Facatativa y La Vega, Cundinamarca.
Hizo un proyecto de construir con madera reciclada, botellas plásticas, edificó un domo, tuvo una huerta y luego le dieron ganas de viajar nuevamente, Europa era el destino en el mapamundi de Carlos.
En marzo de 2019, llegó al viejo continente e hizo un recorrido de tres meses. Empezó en Italia, luego llegó a Suiza, Austria, Liechtenstein, Francia, Alemania hizo el camino de Santiago en España y terminó en Portugal. “Europa es mucho más costoso, opté por la misma alternativa de cocinar, acampar y siempre digo que en todo lugar hay quien te ayuda y gente que digamos valora lo que tú estás haciendo, que es con esfuerzo, con las piernas”, narró el aventurero.
La casa rodante
Estaba pensando en viajar en pareja, por eso decidió comprar una van en el 2020 en $40 millones, y a los pocos días inició la pandemia del Covid-19, por lo que aprovechó para ‘camperizarla’, es decir adecuarla para convertirla en una vivienda. Sin embargo, esta modificación puede valer cerca de $60.000.000 y gracias a sus conocimientos en construcción, tomó la decisión de adecuarla él mismo.
“Inició la obra y para ello quitó las sillas, y con estibas logró adecuar, una habitación, cocina, una pequeña biblioteca. Le comunicó la idea a un vecino que trabaja con sistemas solares. Entonces él me dio unos precios muy económicos para todo el método alternativa de energía. El vehículo tiene tres paneles en la parte de arriba, cuenta con un inversor, controlador de carga y unas baterías, encargadas de suministrar de energía para el consumo”. Su compañera de vieja es una perrita blanca de nombre ‘peluche’ que ya tiene en su ‘pasaporte’, varios países visitados.
Ahora el viajero tiene como destino ir a Ecuador, y planea ya más cómodo que en sus anteriores viajes en bicicleta, llegar en diciembre de 2024 a La Patagonia, Argentina.