Hace pocos días se difundió una información que tiene que ver con la presencia de Colombia como país invitado a la Feria del Libro de Madrid y la forma como desde el Gobierno Nacional se direccionó la selección o invitación de escritores que se correspondieran con la presentación en sus obras de una “literatura independiente”, una “literatura neutra” o lo que a decir de otros, sea un elemento propio de “la literatura por la literatura”, sin mirar el contexto social y la realidad del escritor o que el lector pueda encontrar en dichas obras, una manifestación ideológica que lo cuestione.
Vuelve a jugar entonces ese tema u obsesión de saber si las artes y las manifestaciones del espíritu que se propician en todas las formas de cultura, están o pueden estar despojadas del prurito que se conforma en el entorno que se vive o en las ideologías de quienes adopten una forma de escribir, de pensar, de manifestar su obra o de valorar y reconocer a su vez la de aquellos artistas, creadores o difusores de su pensamiento y de sus ideas.
No podemos desconocer que hace mucho tiempo se habla de una “conciencia social”, la cual está enmarcada por la forma como el individuo, el ser humano, en la medida en la que se compenetra con la realidad del mundo que le rodea, de la sociedad a la que pertenece, va conociendo formas de ser y de manifestación de su ser, en consonancia con los sueños, las esperanzas o incluso, con las frustraciones, los desengaños y los desencuentros con la vida.
Es como a decir de muchos: el que no esté conforme con el mundo que le correspondió vivir, bien puede despedirse o bien puede silenciarse y volver al reiterado concepto sociológico de “dejar hacer, dejar pasar”, y por el contrario encargarnos de cada quien, vivir como le venga en gana, sin meterse con el otro, o sin importarle el otro.
Y en este concepto cuando difundimos o participamos de un comentario y lo queremos abrevar para sacar sus conclusiones, es cuando se presentan los malos entendidos o se desquicia el ordenamiento mental, para hacer segregacionismos, para generar rencillas y por último, para distanciarnos los unos de los otros.
Quiero precisar que, al difundirlo el texto, “la cereza del postre” no es por aplaudir a ciertos escritores que siempre se mencionan o se dan a conocer, porque ellos ya tienen un reconocimiento que nadie va a pasar por alto, ni puede pasar por alto y el escritor siempre tendrá su lugar preferente dentro de las lecturas o dentro de los pensadores, conforme a su esencia, a la forma de difundir sus ideas o el estilo da dar a conocer su inquietud y su preocupación por el mundo.
Lo sorprendente, vuelvo y repito, no es que no hayan invitado a reconocidos escritores en la Feria del Libro de Madrid, lo que llama a la reflexión es el hecho de que se venga difundiendo una teoría sobre la forma de resaltar la neutralidad política del escritor y pretender como en las épocas de las dictaduras censurar y silenciar a quienes cuestionan la realidad social que se vive o que enfrenta la sociedad.
Algunos amigos advierten que son formas de volvemos a los tiempos de la inquisición y no faltarán los que propugnen por volver a la quema de los libros, como se hace con el asesinato de líderes sociales y se persigue y atenta contra los librepensadores que aún quedan en una sociedad que vive la crisis y la hecatombe a la que la ambición y el poder, nos han relegado.