Diario del Huila

Lo que el tiempo se robo

Jul 26, 2023

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Otro de los grandes problemas de la corrupción, es que esta sobrepaso la capacidad de investigación y sanción, de los organismos de control del estado.

A tanto llego la incapacidad del estado, que mientras la ilicitud campea por Colombia, el estado ni se inmuta, y hasta guarda silencio sepulcral y cómplice sobre ese cáncer que carcomió al estado y a la sociedad.

Mientras más se roban a Colombia, menos capacidad de respuesta de los organismos del estado. Es una relación inversamente proporcional; de ahí, la frustración de la sociedad en sentirse fracasada y hasta impotente, frente a este fenómeno.

Peor aun es, que quienes mas hablan contra la corrupción son los mas involucrados en ella; hasta allá llega el cinismo, y se creen adalides contra ella, para ocultar, de una parte, sus pecados, y por otro, allanarse el camino para seguir en esas andanzas non sanctas, por lo criminales.

Muchos silencios guardan los organismos de control sobre investigaciones, aunque las anuncian, pero de aquello nada; es decir, de resultados.

Se han conocido, situaciones donde existe un interés deliberado de estos organismos, por ocultar resultados, e incluso, informar sobre el avance de ellas, por la intervención de manos poderosas, que de alguna manera se sienten involucrados en ellas, incluido el jefe del Estado actual sobre su hijo, y financiación de las campañas políticas.

Esto también por el dañado y punible ayuntamiento, que se construyó desde la constitución del 91, por la forma en que se integran y eligen a los jefes de esos organismos.

Se ha logrado comparar con violadores de niños, cuidándolos a estos.

En fin, la crisis del estado es total; y lo mas grave, la impotencia social, que teniendo las soluciones a la mano, se le impide ejecutarlas por esa incubación delincuencial que afecta al estado y a la sociedad; es más, la ignorancia del pueblo y ese sometimiento a las estructuras delincuenciales, hacen imposible, hacerle una reingeniería profunda, porque, se renunció al principio constitucional, de que “el interés general esta por encima del interés individual”.

Flaco servicio le presta hoy a nuestra sociedad, ni siquiera a nuestra democracia, el facilismo con que instituciones como el congreso y la judicial, permiten el actual estado de cosas, incluso contribuyen a permitirlas, y hasta profundizarlas, generando una inestabilidad institucional, en situaciones como lo expresado por el guerrillero “que los policías y soldados no deben salir a las calles, para no provocar a los delincuentes”.

A ese estado de postración hemos llegado. Lo único posible por ahora mientras la sociedad despierta, que por ahora lo está haciendo, aunque muy lentamente, es que Dios nos ampare, y que salve a Colombia, porque mucha de nuestra dirigencia, por ahora, esta embriagada de corrupción.

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