DIARIO DEL HUILA, ESPECIAL
Por: Armando Saavedra Perdomo
Me han pedido la colaboración para escribir un resumen de los hechos más relevantes del año 2021 que ya termina. Viendo en retrospectiva, no ha sido un año tan mal llevado. De hecho, me parece que, al adaptarnos de mejor manera a la pandemia del COVID, que nos llegó de sorpresa, nos encerró en nuestras casas y nos aisló de manera dramática de nuestros seres queridos, durante el 2020, en este 2021, las cosas en ese aspecto empezaron a mejorar.
Como soy un optimista irredento, y a todo lo que pasa a mi alrededor, trato de encontrarle el lado positivo, o al menos verle la cara amable, me es muy difícil este artículo, porque si bien de acuerdo con cifras oficiales, la economía volvió a despegar, el desempleo disminuyó, y las cifras de contagios y muertes también disminuyeron, los problemas en todas las áreas de la vida han estado presentes, veamos:
Lo social: estallido social, hambre y masacres
El hecho más relevante que marcó definitivamente el año, fue el estallido social. Empezaron con el paro del 28 de abril, y fue el abrebocas de desmanes tanto de los manifestantes como de la fuerza pública, destrozos, daños materiales de un lado, en la búsqueda de su derecho a la protesta, y de otro, haciendo uso indiscriminado de la fuerza, muertes, cientos de jóvenes que perdieron sus ojos, mujeres violadas, son el resultado escabroso de un paro que mostraba al mundo el enorme descontento social en el que desde hace años está el país, y que desafortunadamente con la ceguera del gobierno central, no se pudo ni contener, ni controlar, ni mucho menos responder a las exigencias de los jóvenes. Viendo el lado positivo: Los jóvenes empezaron a ser actores de una agenda política, marcada por el retiro de un ministro y dos proyectos de ley, fueron muchos los logros, como el tema de la matricula cero.
Otro tema determinante es la forma en que la pobreza de los colombianos y el hambre creció en el último año. De acuerdo con el DANE 21 millones de colombianos esta hoy en los últimos días del año en situación de pobreza y 7,4 millones de coterráneos se ubican en los estándares de la pobreza extrema, indicadores que se dispararon este año, a pesar de como ya comenta al inicio, la economía “despego”, y el desempleo disminuyó.
De igual manera, son lamentables las cifras por muerte por desnutrición en Colombia, en lo corrido del año 126 niños en el territorio nacional fallecieron por este flagelo, flagelo que pudo ser evitado, pero el hambre no es solo cosa de los niños (obviamente los más dolorosos), de acuerdo con el DANE, antes de marzo del 2020 (cuando inicio la cuarentena), el 11,9 % de los colombianos consumían menos de tres comidas al día, cifra que se disparó a septiembre de 2021 al 30 % Es decir se triplicó. Al finalizar el 2021, debemos recordar que casi cinco millones de personas comen solo una vez al día, y entre 10 a 15 millones solo comen dos veces al día, es decir el 2021 dejo un país hambriento.
Otro hecho lamentable que deja el 2021 son las masacres y asesinatos de líderes. En principio no sabía si ubicar estos nefastos sucesos en el tema ambiental o si como de hecho lo hice, ubicarlo en lo social, pero igual las cifras son lamentables, a 24 de diciembre de 2021, hubo en Colombia 92 masacres (hechos violentos en los que mueren más de dos personas), dejando un saldo de 326 víctimas, se presentaron en 70 municipios en 20 Departamentos, hubo 48 Colombianos firmantes de los acuerdo de paz asesinados, de la cuales 4 eran mujeres, y 168 líderes y lideresas asesinados en 108 municipios de 25 departamentos. El Cauca, Antioquia, Nariño y Valle son los más afectados, sin embargo, en el Huila las cifras también son deprimentes, 18 masacres, 5 líderes o lideresas asesinados y un firmante de los acuerdos de paz asesinados en el valle de las tristezas, y finalmente 162 conflictos socio ambientales, son los registrados en el informe de fin de año de INDEPAZ.
De estos hechos nada positivo puede sacarse, excepto, la gran necesidad de generar cambios reales en las políticas económicas y sociales que tiene al país sumida en la pobreza y en este baño de sangre.
Lo ambiental: deforestación, fracking y presión en áreas de protección
A pesar que, de acuerdo con documentos oficiales, la deforestación disminuyo en 2021 en un 34% respecto del año anterior, lo cual es resultado de la implementación de la estrategia artemisa y la ley contra delitos ambientales, y que, de igual manera, el presidente Duque en Glasgow decía: “Tenemos que actuar ya, tenemos que actuar ahora. No vamos a retroceder, nuestro esfuerzo tiene que llevar a que para el año 2030 como mínimo tengamos una reducción del 45 % de las emisiones de gases de efecto invernadero”, el cambio climático no ha parado ni se ha disminuido, la deforestación de más de 150 000 hectáreas en Colombia en 2021, no es despreciable y Maxime cuando este fenómeno se presenta en áreas de alto interés ambiental como son La Amazonia, Orinoquia y el Pacifico Chocoano, si a eso le sumamos que las comunidades se han levantado a protestar porque los afecta las acciones de control del estado, sumados a que a pesar de las promesas de campaña del presidente Duque, en la actualidad se están llevando a cabo diferentes ejercicio de fracking en el territorio.
Finalmente, como lo comentaba en dos columnas anteriores, el Macizo Colombiano nuestra principal estrella fluvial pues es donde nacen los cinco ríos más importantes, que bañan el 70% del territorio nacional está siendo amenazado por empresas que, de la mano de los gobiernos locales, pretenden comprar el territorio a las comunidades indígenas para “montar” su negocio de bonos de carbono, mientras el gobierno de nuevo se hace el ciego. Y el cambio climático sigue su rápido y desastroso curso.
Lo político: descaro, corrupción y ausentismo.
Definitivamente la corrupción uno de los grandes males de este país, una cosa muy positiva de los nuevos avances tecnológicos y las redes sociales es que ya no hay nada oculto al público, casos como el de la perdida de los setenta mil millones de pesos en el ministerio de las tics, recursos que aún no se recuperan, las modificaciones a la ley de garantías para favorecer a las viejas clases políticas colombianas, o la creación de 1208 nuevos cargos en la Procuraduría General de la Nación, son solo unos pocos de los mucho que a diario se descubren, en municipios departamentos y ministerios, lo que hace que a final no sabemos que es peor, si la corrupción misma, o la mala memoria de los colombianos que aceptamos y/o cohonestamos a estos bribones que la hacen una y otra y otra vez.
El descaro con el que enfrentan los escándalos nuestros pseudo líderes, funcionarios públicos y gobernantes, es otro fenómeno que llamo la atención en este moribundo 2021, vale solamente revisar dos casos, nuevamente el caso de la ministra de tecnologías y comunicación, que luego de su airosa renuncia, solo sirvió para crear un nuevo y muy popular término “Abudinear”, para referirse a los nuevos “cacos” del erario, o la desfachatez con la que la presidenta de la cámara de representantes sale a decir que ella no “Plagio” su tesis de grado, luego de que la universidad hiciera público su concepto, y siguen ahí, inmutables, como si no les corriera sangre por las venas, al parecer algo bueno es que a la señora Arias no le dieron Aval para la próxima contienda.
Finalmente, el ausentismo, que es el principal personaje del 2021 en las cámara y senado, y muy especialmente de la tolda de los conservadores. Encabezan la lista el precandidato a la presidencia por la “Coalición de la experiencia” David Barguil, quien ha sido identificado como el campeón de los ausentistas con el mayor número de fallas a las sesiones, lo siguen en su orden para este año 2021, la Senadora Esperanza Andrade, también del partido conservador quien ocupo un deshonroso segundo lugar en ausencias a las sesiones, y finalmente recordar que este fenómeno no es nuevo, el año pasado, el representantes Jaime Felipe losada, también conservador, fue el campeón de los Huilenses en ausentismo, aun cuando al final de la investigación, logro demostrar que el problema se debía a una muy delicada salud, que lo mantuvo enfermo casi toda la legislatura.
Así las cosas, lo bueno de estos aspectos, no sería una realidad, sería más un deseo muy fuerte, y es que empecemos a cambiar, que por fin la comunidad entienda que se debe elegir a gente seria, comprometida con la comunidad, con su territorio y su gente, que sepa y tenga capacidad de buscar soluciones a los problemas reales de nuestra comunidad.