Por Juan Pablo Liévano
La última encuesta de Yanhaas deja muchas preocupaciones, preguntas y aprendizajes. Algo que preocupa, es que solo el 60% de los encuestados piensa que Colombia está en riesgo de terminar igual que Venezuela. Lo curioso de esta cifra es que viene descendiendo, pues en enero el porcentaje era del 69%. Esto significa que más personas han dejado el temor a un gobierno de Petro. La pregunta que surge es: ¿por qué menos personas creen que Colombia no está en riesgo de terminar como Venezuela? Tal vez ven en Petro una posibilidad real y una alternativa viable de poder, distinta a la política tradicional, sin componendas, y lejos del manejo errático, parroquial y novato del Estado. Creen, incluso, que un gobierno Petro no cambiaría el modelo económico y el marco institucional del país. La respuesta es que, para muchos, gane quien gane, nada va a cambiar. Sin embargo, no será así. La mala noticia para unos, y buena para otros, es que un triunfo de Petro sí cambiará los cimientos del país y será aun más difícil la convivencia y la gobernabilidad. Pero ¿Y cómo llegamos a esto? Lo cierto es que en el “Pareto” de lo que le interesa a la ciudadanía, se concentra en la economía, la corrupción, la inseguridad ciudadana y el desempleo; en asuntos en los cuales, desafortunadamente, se raja el Gobierno. Según la encuesta, el 87% desaprueba la gestión en corrupción, el 76% en seguridad ciudadana, el 71% en empleo y el 57% en la reactivación económica. Igualmente, el 54% de los encuestados manifiesta haber sufrido una afectación económica por los hechos de violencia ocurridos en el marco del paro nacional. El 48% dice que no hay reactivación económica para su bolsillo y/o el de su empresa. El 58% considera que la seguridad del barrio donde vive es mala o regular. El 61% manifiesta que su situación de empleo y la de su familia es mala o regular. En conclusión, hay problemas y la ciudadanía clama por un cambio. La ciudadanía no quiere arreglos burocráticos, es decir, sumas y restas electorales y amiguismos políticos, que no dan soluciones a los problemas del país. Los damnificados son la propia ciudadanía y los candidatos distintos a Petro, quien marca un 40% de la intención de voto en primera vuelta. Gutiérrez un lánguido segundo lugar con el 21%. Su propuesta, para muchos, no cala ni motiva. Lo ven como el continuismo de algo que no se quiere más. Por el bien del país, ojalá cuaje su candidatura. Hernández se mantiene en su 12% de siempre y Fajardo no levanta cabeza con un 7%. Una segunda vuelta, entre Petro y Gutiérrez, significaría el 47% y 34%, respectivamente. En síntesis, el Gobierno no logró dar solución y manejo a los problemas más importantes de la ciudadanía. Por ello, existe un voto castigo a lo que represente el establecimiento en favor de Petro. Lo más insólito es que el 91% de los encuestados señalan que su vida y la de su familia van por buen camino, claramente a pesar de los políticos y gobernantes. Sin embargo, hay que elegir con sabiduría si queremos continuar por ese buen camino.