María Clara Ospina
Iba a escribir sobre las bestialidades que a diario oímos de algunos de los personajes que forman parte del gobierno de Gustavo Petro. Para un ejemplo las desafortunadas declaraciones de la vicepresidenta Francia Márquez Mina, en su reciente visita a USA, donde salió con declaraciones tan destempladas y mentirosas como esta “perla”: “(…) ese país ha ayudado a mantener a los negros del mundo y del África en estado de subyugación”. ¿Acaso Márquez no sabe que no hay un país que haya donado más dinero y ayudas humanitarias, de todo tipo, para sacar del subdesarrollo a los países africanos? ¿Acaso no sabe cuánto dinero Estados Unidos entrega anualmente a Colombia, entre otras cosas, para ayudar en programas sociales en zonas de desigualdad? Seguramente, tampoco sabe cuán definitiva fue presión estadounidense para acabar con el Apartheid en Sur África.
En fin, no escribiré de eso porque estamos enervado con tantas declaraciones absurdas, además de “mamertas”, de parte de la vicepresidenta, ministras y otros personajes folclóricos de este irracional y desastroso gobierno. Hoy escribiré sobre la importancia de los abuelos en el siglo XXI. ¿No les parece mucho mejor?
Con la prolongación de la vida, debido a los avances médicos, la mejor alimentación y otras muchas razones, el hombre está viviendo muchos más años que anteriormente. Hoy, en promedio se vive 20 años más de lo que vivíamos hace 60 años. Así que los nietos pueden gozar de sus abuelos y abuelas por muchos años más que anteriormente, algo que se está reflejando positivamente en muchos aspectos de la vida moderna.
La ayuda de los abuelos es la solución perfecta, en una época cuando tanto el padre como la madre trabajan horarios de 8 o más horas, por lo cual tienen que buscar ayuda muchas veces difícil de encontrar, costosa y mediocre para cuidar a sus hijos. No solo es un apoyo para los padres, sino que beneficia a los niños y también a los abuelos.
Los abuelos, no solo cuidan a sus nietos con el mayor cariño y comprensión posible, sino que les pasan sus tradiciones y costumbres, la historia de sus familias, quiénes son y de dónde vienen, de forma natural. Lo que se aprende de un abuelo o abuela nunca se olvida.
Los abuelos, seguramente ya retirados de su trabajo y en muchos casos viviendo solos, reciben a su vez de esos niños, una valiosa compañía, un motivo para sentirse útiles, una hermosa razón para vivir, al transmitir sus conocimientos a sus descendientes, con la sabiduría y paciencia propia de la vejez.
Es bien sabido que la relación entre abuelos y nietos es de mutuo y abundante beneficio para toda la familia. También, los padres están tranquilos pues sus hijos están en las mejores manos.
En países como China, India, Japón y Turquía, el cuidado de los abuelos a los nietos se ha convertido en imprescindible para las familias y la comunidad. Según la Sociedad de Geriatría española, los beneficios de las relaciones intergeneracionales son muchos. Creo que el mundo entero piensa igual.
En Colombia, un país tan enraizado en la familia, son pocos los que no tienen a un abuelo o abuela entre sus grandes amores. Dios bendiga a los nietos, el mío es mi compinche, un profundo reflejo de mi amor hacia mis hijos.