La empresa Unión Eléctrica de Cuba (UNE) estimó el día de ayer un déficit del 20 % en la generación de energía durante el horario de máxima demanda con una afectación de 560 megavatios (MW). “Para el horario pico se estima una disponibilidad de 2.415 MW y una demanda máxima de 2.900 MW, para un déficit de 485 MW”, señaló la compañía controlada por la dictadura.
La UNE indicó también que el sábado se afectó el servicio por déficit de capacidad de generación durante todo el día y se mantuvo la afectación al servicio durante toda la madrugada de este domingo. Detalló, además que, en la actualidad se encuentran fuera de servicio por averías nueve unidades de cinco centrales termoeléctricas del occidente y el oriente del país caribeño. El informe dice que no se encuentran disponibles por avería 1.083 MW y otros 418 MW por mantenimiento.
Así las cosas, el régimen cubano califica de tensa y compleja la situación del sistema energético en el país dado que ordenaron racionamiento en el consumo, pero no resuelven los problemas. El gobierno provincial de La Habana, hasta ahora la provincia menos castigada por los apagones, anunció el pasado viernes una serie de apagones programados de cuatro horas a partir de la próxima semana y suspendió los tradicionales carnavales de la ciudad capital.
La capital, hogar de una quinta parte de la población de 11,2 millones de habitantes y centro de la actividad económica de Cuba, se había librado de los apagones diarios de cuatro horas o más que el resto de la isla sufre desde hace meses. Ahora bien, los apagones han aumentado en los últimos meses en la isla y son una de las causas del descontento social que provocó las masivas protestas antigubernamentales del año pasado.
Esta situación refleja una crisis económica cada vez más profunda. Los precios altísimos de los alimentos, el combustible y el transporte marítimo han expuesto la dependencia de las importaciones y vulnerabilidades como una infraestructura en deterioro. La economía del país disminuyó un 10,9% en 2020, recuperándose solo un 1,3% el año pasado. Los cubanos han soportado más de dos años de escasez de alimentos y medicinas, largas filas para comprar bienes escasos, altos precios y problemas de transporte.
A su vez, los apagones solo se han sumado a la frustración, lo que ha provocado un éxodo de más de 150.000 cubanos desde octubre a Estados Unidos y otros países. La impotencia crece entre la población, no sólo por la falta de energía, que en varios casos se puede extender hasta más de diez horas, sino además por la epidemia de dengue que ya ha provocado varias muertes, sobre todo de niños. Ante la falta de electricidad, los padres se ven imposibilitados de espantar los mosquitos que transmiten la enfermedad.
Por ahora, el dictador Díaz Canel había reconocido el descontento social por los constantes y extensos apagones en todo el país, y prometió que estabilizaría la capacidad energética durante el verano. Pese a estas promesas, el ministro de Energía y Minas, Liván Arronte, reconoció que los apagones seguirán durante un tiempo indeterminado.