Son varias familias que por tradición se dedican a elaborar todas las figuras y elementos necesarios para la construcción de un pesebre en otra de las prácticas que se mantienen no solo en Colombia, sino en los países de ritos católicos. Comienzan a trabajar en octubre cada año para tener todo dispuesto en la época de navidad. En esta, como en otras ocasiones, se puede encontrar desde pesebres completos, o pieza por pieza, para armar al gusto de cada quien.
Desde las ocho de la mañana, cada día, durante esta temporada decembrina que comenzó oficialmente la noche de las velitas, Julio Cesar Benítez, atiende frente al puesto de artesanías, ubicado en la Plaza Cívica de Neiva, para ofrecer los pesebres o figuras para los mismos que durante tres meses han elaborado con sus manos en compañía de su familia.
Esta es una tradición en la que se han ido involucrando como legado de las anteriores generaciones, cada quien tiene un papel que cumplir y entre todos sacan adelante los diferentes pedidos que llegan con motivo de la navidad.
“Este es un emprendimiento familiar de muchos años y ahora acudimos a esta feria, para satisfacer a los huilenses en la construcción de sus pesebres, nosotros básicamente hacemos las maquetas, las casitas, los corrales, las maquetas para armar el establo donde llegará el niño Jesús”, comenzó.
Cesar lleva unos 25 años trabajando en esta tradición, antes era estilista y ante la falta de clientela y la aparición de las llamadas barberías, decidió unirse al núcleo familiar para dedicarse al tema de los pesebres y las artesanías en general.
“En este emprendimiento trabajamos unas ocho personas, que comenzamos desde el mes de octubre, trabajamos ocho horas al día, como cualquier empleado y por ser organizados nos ha ido bien gracias a Dios”, añadió.
Lo que más pide la gente son las figuras para pesebres, los animalitos, las imágenes y todo el entorno que recrea un pesebre que recuerda el ambiente pastoril en el que nació el niño Jesús, según los relatos bíblicos.
Trabajo dedicado con precios variados
César Benítez, dijo que aprendió de sus abuelos y de sus padres a elaborar las figuras que se venden de acuerdo con la necesidad del cliente, hay figuras desde $2.000 pesos en adelante, como también se tienen pesebres a escala que sirven para apartamentos pequeños, teniendo en cuenta que hoy en día las casas no son tan grandes como antes, “por eso se hacen pesebres pequeños para colocar en una mesa”, estos tienen precios desde $45.000 pesos hasta $95.000 pesos.
Pero están los que prefieren armar el pesebre a su gusto, pieza por pieza, “comienzan con su primera oveja, las vacas, los bueyes, luego deciden la cantidad de casas, hasta llegar a lo que tienen en mente, estos son un poco más costosos, puede comenzar por un costo de unos $200.000 pesos, para un pesebre mediano”, sostuvo.
Así mismo, refiere César, está claro que las familias mantienen la tradición de armar el pesebre y rezar la novena junto al mismo.
Las imágenes se van elaborando por series de animales, los reyes, los personajes principales, María, José y el niño Jesús, al que se suman luego los tres reyes magos. Están también, como se indicó, los establos, las casas, los potreros, todo lo que de a poco se transforma en un pesebre.
El puesto de César es grande, con varias zonas de exhibición y una zona con una mesa rústica de madera, donde aprendices, tiene todos los implementos para trabajar y al mismo tiempo atender a sus clientes.
Variedad de oferta
Como César son varios los artesanos de la ciudad de Neiva, que empezaron a ofrecer sus productos en su tradicional feria navideña, ubicada en esta oportunidad en la Plaza Cívica de la capital del Huila.
Los comerciantes cuentan con pesebres de todos los tamaños y artesanías para decorar cada rincón del hogar durante las fiestas, por lo que esperan una masiva concurrencia.
Unas 25 familias de artesanos están instaladas en un sector de la Plaza Cívica, en pleno centro de la ciudad, en cercanías al Centro Comercial los Comuneros y a pocos metros del parque Santander. Algunos se han especializado en casas, establos o en figuras.
“Estamos esperando a la gente para que venga a llevar para su juego de pesebre y que tengan muchas bendiciones. Eso es lo que necesitamos en esta época del año”, dijo una de las artesanas en que prefirió el anonimato.
Invitó a las familias a que vayan a elegir sus pesebres y que tengan más presente a Jesús, más aún ahora que estamos próximos a la Navidad. Agregó que los precios son muy accesibles. “Tenemos muchas variedades y diferentes precios que van desde los $2.000 pesos hasta $100.000 pesos, que son los más grandes”, apuntó.
Así también, Pedro Solano, resaltó que, tras la pandemia, la situación se volvió más difícil; el año pasado vendieron muy poco, pero esperan que este 2022 sea mejor para todos. “Esperamos que la gente venga, este es nuestro sustento y comenzamos a juntar plata para pasar bien las fiestas. Además de otros gastos que acumulamos”, indicó.
Manifestó que todo lo que consiguen ahora incluso les sirve para las matrículas de sus hijos en la próxima temporada escolar, por lo que esperan la visita de las personas todos los días durante la feria que se extenderá hasta unos días antes de la Navidad. “Los esperamos para que tengan una feliz navidad y de paso nos colaboren con la economía familiar”, sostuvo.
Artesana e instructora por amor a su oficio
En este mundo de los artesanos encontramos a Bertha Benítez, una mujer entrada en años, con el hablar tranquilo que da el paso de los años y la experiencia, es artesana, pero lo que más destaca hoy en día es su deseo de trasmitir lo que sabe.
A su casa, en el barrio 20 de julio, todos los días llegan jóvenes y niños interesados en aprender a elaborar figuras en barro, arcilla o cerámica y ella los orienta. “Son jóvenes y niños a los que les gusta el arte, el oficio de la artesanía y son bienvenidos”, dijo.
En el caso de la feria, “tenemos muchas cosas que nosotros mismos fabricamos, tenemos una microempresa familiar, claro que nos falta un poco de apoyo o impulso económico para fortalecerla, hacemos las casas, los corrales, los castillos y lo que nosotros llamamos el rancho para el nacimiento, todo eso lo elaboramos nosotros mismos”, destacó.
Una cadena con los proveedores
Lo que no producen lo compran en Bogotá, que básicamente, son las figuras en plástico, que también prefieren algunas personas, por lo que no se rompen, lo que es cerámica si se la compramos a los artesanos de Pitalito, esto es una cadena en la que nos apoyamos, ya que nosotros somos artesanos, estamos inscritos ante la Secretaría de Cultura del municipal”, dijo.
Son varias las familias que como ellos se benefician de este trabajo y presencia artesanal; “por ejemplo don José Chacón, que es el que me surte a mí, le da trabajo a unas cinco o seis familias, claro que no solo nos vende a nosotros, sino a las 25 familias que hemos llegado en esta oportunidad a la plaza cívica.
Entre la artesanía y el rebusque
La evolución de la economía les ha obligado a reinventarse y volverse recursivos. Así lo confirma Bertha Benítez, que, aunque nació en Cali, ya se considera huilense como quiera que lleva más de 58 años en Neiva, tiene 6 hijos, 15 nietos y 2 bisnietos. “Nosotros no solo trabajamos en navidad, laboramos todo el año de acuerdo con fechas especiales como el día de la mujer, el día de la madre, amor y amistad y otras fechas especiales”, sumó.
Esto en razón que lo de los pesebres solo se trabaja de octubre a diciembre, e inclusive una vez termina lo de los pesebres que tienen proyectado va hasta el 20 de diciembre se pasan a vender, los llamados matrimonios (galletas y vino), que es otra tradición familiar para navidad y fin de año y cierran temporada con la venta de espigas, flores amarillas o sahumerios para quienes consideran que es tiempo de renovar las energías o reforzar algunos agüeros.
Pero lo que es como para no creer, en San Pedro, pasan a ser vendedores de agua, cerveza o espuma, “San Pedro no hay cama para tanta gente y lo de las artesanías es a mayor escala y nosotros no tenemos cabida, es el tiempo de rebusque como tal”, añadió.
Trabaja además de los hijos con el esposo que es el que hace los cortes y ella es la que arma, “de la familia, trabajamos unas seis personas, pero se suman unos niños y jóvenes que aprovechan sus tiempos libres o de vacaciones, que no tienen estudio, llegan y me ayudan porque les gusta la artesanía, así van llegando otros, que dicen doña Bertha, yo quiero aprender, les digo a ver coja el pincel y pinte, pero a mí me gustan las cosas bien hechas”, sostuvo.
La clientela
Al indagar sobre quienes compran más son los hombres o las mujeres, la respuesta es que es por igual, pero son más ‘chichipatos’ los hombres, “Los hombres recatean más, en cambio, las mujeres son más conscientes de los precios, tal vez, es porque el hombre hace menos compras y no está al tanto de los precios y de que todo sube, indicó y rio”, por lo de chichipatos.
Se pone seria y dice que todo se ha incrementado el costo de los materiales en un 50%, “todo está carísimo, pero gracias a Dios la temporada nos da para vivir y los gastos de comienzo de año, por ahí hasta febrero que comenzamos a preparar el día de la mujer”.
Finalmente, a nombre de todos los artesanos que se han dado cita en la Plaza Cívica, extendió una invitación a todos los neivanos a quienes nos visitan para que lleguen hasta el lugar y los apoyen en su arte y modo de vida.