Hoy desperté más temprano de lo normal, habíamos quedado junto con mis hermanas de tomar café en casa de mi madre. Una cita mañanera en sus dominios para disfrutar un delicioso tinto recién hecho, es un encuentro para degustar un exquisito desayuno, preparado por sus tiernas manos.
Luego de departir por unos momentos en la mesa, llegó una nueva invitación y compromiso, la infaltable asistencia a la ceremonia de apertura de la Puerta Santa de la Catedral de la Inmaculada Concepción de Neiva e inicio de un Año Jubilar, a raíz de la conmemoración de los Cincuenta Años de haber sido establecida en esta ciudad, un acto ceremonial al que muy seguramente se asiste una sola vez en la vida.
Voy a serles sincero, al comienzo estuve tentado a no asistir a tan significativo ritual, no obstante, tomé la decisión de participar del mismo (Me habría pesado no haber acudido).
Llegué un poco antes de las diez de la mañana y el templo estaba colmado de feligreses, todos con una enfática actitud fervorosa. A las afueras, una multitud esperaba la procesión que encabezaba el señor Obispo de Neiva Froilán Casas Ortiz, seguido de un centenar de Sacerdotes y Seminaristas.
Frente a la Porta Sancta (en latín), en el atrio de la Catedral, un espectacular tapete hecho de hermosas flores de diferentes colores daba forma al escudo de la Diócesis de Neiva, toda una obra de arte.
Al cabo de unos minutos llegó la procesión, la cual se desplazaba con lentitud, en un ambiente de solemnidad único. Monseñor Froilán iba al centro portando un elegante ornamento y alrededor de él, decenas de presbíteros le custodiaban, todos uniformemente revestidos.
Luego de surtirse el protocolo católico para tal fin, se procedió a dar apertura a la monumental puerta, permitiéndose el ingreso a quienes esperábamos afuera. Francamente fue un momento muy emotivo. Un coro bellísimo, acompañado de una camerata, entonaba himnos y cantos de alabanza al Padre Celestial. El instante era mucho más que especial. Cada milésima de segundo valió la pena. Realmente se sentía la presencia del Señor en esta ceremonia. No me hubiera perdonado haber faltado.
Para quienes no lo saben, el Jubileo es un año de gracia, tiempo de conversión y penitencia que nos propicia momentos, lugares y medios para perfeccionar la amistad con Dios, el crecimiento en la vida espiritual y la reafirmación de nuestro compromiso de fe.
Deseo felicitar a nuestro queridísimo líder espiritual de la Diócesis de Neiva, Monseñor Casas Ortiz, a todos los Sacerdotes, Seminaristas, Hermanas Monjas de las diferentes comunidades, a los integrantes de grupos apostólicos y a toda la comunidad católica del norte del departamento del Huila, por tan importante celebración.
“En la ciudad de Neiva, capital del Departamento del Huila, el día trece de octubre de mil novecientos setenta y dos, se efectuó la solemne inauguración de la nueva Diócesis de Neiva y la posesión de su primer Obispo, excelentísimo Monseñor Rafael Sarmiento Peralta”.