Estimados amigos, lo que el desgobierno de Gustavo Petro le ha planteado al país con su amenaza de, Constituyente o Anarquía, es de una inmensa gravedad, y de inminente peligro.
Su estilo camorrero y su formación como antiguo guerrillero lo ha llevado a desafiar y a amenazar a los colombianos, con avisos e intimidaciones de que, si no se hace lo que él quiere, nos podría llevar al caos total.
No se trata de saber si se alcanza, o no, a convocar al pueblo a una Constituyente para cambiar el modelo social y económico de la nación, sino de la descarada advertencia de hacerlo por la fuerza, para lo cual contaría con las mingas indígenas, los grupos violentos, llámense guerrillas disidentes o no, agrupaciones narcoterroristas, las primeras líneas autoras del estallido social del 2021, los vándalos subsidiados con un millón de pesos mensuales a órdenes del ejecutivo al mejor estilo de las milicias bolivarianas de Venezuela. Es decir, Petro pretende violentar y hacer trizas al país y su institucionalidad. No podemos caer en eufemismos, ni en leguleyadas.
Lo que siempre hemos dicho, lo reafirmamos en esta columna: Lo que cobardemente no logro empuñando las armas como partisano lo quiere hacer hoy con el poder que le da la constitución y las leyes que juro cumplir y defender.
Amenazo a los Antioqueños con impedir el giro de los recursos para las grandes obras viales del noroeste del departamento, a Bogotá con la obra del Metro, a los Atlanticenses con los juegos panamericanos, a los Santandereanos y a otras regiones del país con el anuncio de que no les hará llegar las partidas presupuestales sino se someten a sus caprichos y barbaridades gubernamentales.
Los Huilenses somos una región pequeña de gran corazón y valientes decisiones. Por ese motivo he manifestado que debemos unirnos a aquellas regiones importantes de Colombia para compartir con ellos la voluntad de luchar por la democracia, e impedir que la intimidación oficial cale en la mente de nuestro pueblo.
El Huila también es Antioquia, es Atlántico, es Bogotá, es Santander, es el Tolima, es Colombia y juramos que vamos con ellos a luchar por la libertad y la democracia de nuestra nación.
Los indígenas de Colombia, los campesinos, los negros y palenqueros, los jóvenes del país están siendo utilizados de mala fe por el gobierno y los grupos violentos, para colocarlos como “carne de cañón” en una eventual confrontación nacional. Dios no lo quiera.
Lo que debe saber el gobierno es que en nosotros existe voluntad de paz y voluntad de lucha. Llego la hora de saber si las gloriosas fuerzas armadas de Colombia están al servicio de la constitución y las leyes de la república, o a órdenes de un presidente que tiene en mente incendiar a nuestra patria. Pelearemos por la paz de Colombia. Julio Bahamon.
