En América del Norte, el 74 % de las poblaciones de aves migratorias que dependen del hábitat agrícola han disminuido significativamente desde 1966, y los pesticidas podrían estar contribuyendo en parte a este declive.
DIARIO DEL HUILA, MEDIO AMBIENTE
Un gran grupo de investigadores inquietos por analizar el panorama en el que se encuentra el águila calzada de Doñana han descubierto que, pese a las recomendaciones y los cuidados también que se han tenido con el ave, esta a sido permeada por la contaminación que generan los pesticidas en muchas zonas del mundo.
En los cultivos de arroz, maíz, colza, girasol, soja, frutas, verduras e incluso en los de plantas ornamentales, que atraviesan las aves en sus migraciones, se emplea un químico, el imidacloprid, que pertenece a los neonicotinoides, la clase de insecticida más utilizada en el mundo, para el control de plagas y el tratamiento de semillas.
En el periodo de 1999 a 2021 se han detectado 26 pesticidas en huevos de siete especies de aves de Doñana, alertando que el efecto combinado de estos pesticidas disminuye la capacidad reproductiva del águila calzada.
Es de resaltar que desde hace ya varias décadas se ha prohibido el uso de pesticidas organoclorados -el uso del DDT en las prácticas agrícolas está prohibido en España desde 1977-, el 96 % de los huevos analizados tenía niveles altos de DDE, el metabolito más persistente del DDT.
El estudio, publicado en la revista “Environmental Pollution”, muestra que esta prohibición ha dado lugar a un incremento en el uso de otras familias de insecticidas, como los piretroides y, precisamente, el fenvalerato, uno de los insecticidas piretroides analizados, ha incrementado su presencia en los huevos de las aves del parque desde 2013.
Así mismo, se han detectado por primera vez los herbicidas oxadiazon y oxifluorfen en las muestras más recientes, correspondientes a las nidadas de 2021.
Otros animales como gorriones, expuestos a pequeñas dosis de imidacloprid durante una escala en su migración de primavera al sur de Ontario (Canadá). Así pudieron comprobar que, al consumir alimento cubierto de insecticida, las aves reducían su carga de grasa, lo que les hacía retrasar el momento de reanudar su viaje.
Esas mismas aves perdieron el 6 % de su masa corporal en las seis horas en las que estuvieron monitorizadas. Ambos resultados están asociados con el consumo del insecticida.
Para evaluar el impacto de estos pesticidas en la reproducción de las aves, los investigadores relacionaron el éxito de eclosión -probabilidad de que al menos un pollo nazca de una nidada- y el éxito reproductivo -probabilidad de que al menos un pollo abandone el nido al final del periodo reproductor- con los niveles de pesticidas en los huevos de dos especies de aves rapaces, el milano negro y el águila calzada.
El estudio también señala que los huevos de especies acuáticas presentaban niveles de pesticidas organoclorados tres veces más altos que los de las especies terrestres y que las diferencias en la dieta de cada especie pueden conllevar una exposición distinta, de modo que las que se alimentan de peces y otros organismos acuáticos sufren una mayor exposición a los pesticidas.