Santiago Ospina López
El comercio exterior, base fundamental de la economía mundial, enfrenta una amenaza creciente que muchos consideran únicamente existente en las películas de Hollywood: los piratas de altamar. Los piratas modernos existen, y no tienen garfios ni grandes embarcaciones de madera, pero sí lanchas rápidas y armas de fuego de largo alcance. Esta mutación proveniente de un fenómeno del siglo diecisiete, además de poner en riesgo la vida de los tripulantes, está encareciendo los costos operativos de los principales productos e insumos que comercializamos y consumimos actualmente.
El en 2023, el International Maritime Bureau reportó más de 120 incidentes relacionado con piratas y robo armado contra embarcaciones. De estos atentados, 105 buques fueron abordados y el número de tripulantes tomados como rehenes casi se triplicó, pasando de 27 en 2022, a 69 en 2023. Este incremento en los ataques se concentra en regiones estratégicas para el comercio exterior como el Golfo de Guinea y el Estrecho de Singapur.
El Golfo de Guinea es una de las áreas con mayor presencia de piratas. En 2023, se reportaron 21 incidentes, con 14 tripulantes secuestrados. A pesar de los esfuerzos internacionales por mejorar la seguridad, esta región sigue siendo un punto crítico para las principales navieras. Por otro lado, el Estrecho de Singapur, vital para el comercio bilateral entre Asia y el resto del mundo, reportó 33 incidentes en 2023.
Los piratas tienen un impacto económico significativo. Las navieras deben invertir en medidas de seguridad adicionales, como contratar guardias armados y modificar rutas para evitar zonas peligrosas. Aunque resulte inusual, algunas rutas de exportación desde China ahora deben desviarse, descendiendo hasta el extremo sur de África para evitar los riesgos asociados con el Golfo de Adén y el Cuerno de África, incrementando los costos y tiempos de envío de materias primas. Esto ha contribuido al aumento de las tarifas de contenedores, afectando a las exportaciones globales.
Analizando datos para la empresa en la que trabajo, he presenciado como el costo de transportar un contenedor de China a Europa y Latinoamérica se ha triplicado durante los últimos meses, en parte debido a estas desviaciones necesarias para evitar áreas peligrosas. Los cambios en las rutas incrementan los costos de combustible y alargan los tiempos de entrega, encareciendo los productos para los consumidores finales.
Para combatir esta amenaza, es crucial fortalecer la cooperación internacional. Los gobiernos, las organizaciones internacionales y el sector privado deben unir esfuerzos para desarrollar estrategias de prevención y respuesta efectivas. Esto incluye no solo la vigilancia y protección de las rutas marítimas, sino también abordar las causas subyacentes de la piratería, como la pobreza y la falta de oportunidades en las regiones como África, Asia y Medio Oriente
Es esencial que la comunidad global tome medidas coordinadas para mitigar estos riesgos, garantizando así la seguridad de las rutas comerciales y protegiendo la integridad de las cadenas de suministro globales.
Con el aroma de un café Entorno los saludo,
Santiago Ospina López