Diario del Huila, economía
El mercado laboral en Colombia ha venido recuperando algunos de los indicadores en los últimos meses, luego de la pérdida de alrededor de 5,4 millones de puestos de trabajo en abril. Sin embargo, esa creación de nuevos empleos se está concentrando en hombres, informales y personas con mejores niveles educativos.
El último dato presentado de octubre muestra que la recuperación ha sido del 70% de los empleos que se perdieron entre febrero y abril. A pesar de las buenas noticias en términos laborales, existen algunos grupos que se han quedado rezagados.
Las últimas cifras del Dane, dejan ver que la informalidad viene en aumento, pues pasó de 45,8% en octubre de 2019, a 48,5% en el mismo mes de este año en las 13 ciudades y áreas metropolitanas, que incluye a Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Manizales, Pereira, Cúcuta, Pasto, Ibagué, Montería, Cartagena, Villavicencio y Neiva.
Si se miran cuáles son los tipos de trabajos que se han destruido, una buena parte son los empleos particulares, que son en un 85% de trabajadores formales, según un análisis de la Asociación de Instituciones Financieras (Anif).
Solo en octubre de este año, según las cifras del Dane, de los 1,5 millones de puestos que se destruyeron, un poco más de un millón estaba concentrado en ese tipo de trabajo, que contribuyó en -4,6 puntos porcentuales a dicha reducción.
Los trabajos por cuenta propia, que son también en su mayoría informales, estos tuvieron una reducción de apenas 103.000 puestos de trabajo, pues en octubre de 2019 había 9,7 millones de ocupados, mientras que en ese mismo mes de este año había 9,6 millones.
En ese sentido, Juan Daniel Oviedo, director del Dane, destacó recientemente que los reportes del mercado laboral hacen más evidente la recuperación desigual que se está dando en el empleo, por lo que se están empezando a ver más claros los problemas estructurales del trabajo.
La informalidad es uno de los aspectos más graves del mercado laboral colombiano y que agrava aún más el problema del desempleo.
En esa misma línea, la informalidad cobró mayor vigencia en la medida en que la calidad del empleo parece haberse deteriorado recientemente. Esto se refleja en que la proporción de trabajadores no asalariados pasó de 56,4% del total de estos antes de la pandemia, a 58,2% en el trimestre más reciente.
Los hombres trabajando
El otro grupo de trabajadores en el país que ha logrado conseguir de nuevo un empleo más rápido ha sido el de los hombres. De acuerdo con el Dane, la variación anual negativa a octubre del número total de ocupados es significativamente mayor para las mujeres, que han sufrido una caída de 12,4%, mientras que para ellos ha sido apenas de 2,7%.
Mientras el empleo femenino tuvo una variación anual en el porcentaje de ocupados de -29,2% en abril, ésta continuó en esos mismos rangos hasta julio; mientras que los hombres ocupados vieron una disminución de 21,2% en abril, la cual se ha ido recuperando gradualmente desde mayo, para llegar a 2,7% en octubre.
Las personas con mejores niveles educativos, es el otro grupo que ha jalonado la recuperación, mientras que los que tienen estudios medios o solo educación básica primaria y secundaria se han llevado la peor parte.
De acuerdo a los datos del Dane, de los 3,6 millones de personas desocupadas que había en octubre, 1,6 millones pertenecen a los estudios medios, 898.000 a los básicos, 426.000 a universitarios y con posgrado y 463.000 a formación técnica profesional y tecnológica.
Claves para la recuperación
Con esa nueva mirada del mercado laboral, los analistas y expertos han manifestado en varias ocasiones y espacios que se tienen que buscar salidas para solventar los problemas estructurales que tiene el empleo en Colombia, de cara al periodo de recuperación para el otro año.
Para el caso de los trabajadores informales se ha puesto sobre la mesa en varias ocasiones que será clave que se busquen formas de incentivar la formalización, a través de mayores incentivos para los empresarios e, incluso, eliminando algunos costos laborales.
Se debe pensar una forma diferente de proveer protecciones que tienen los empleados formales, para que los informales tengan una mayor cobertura en ámbitos como pensión y salud.
En cuanto a las mujeres, como lo plantearon varios investigadores de la Facultad de Economía de la U. de los Andes, se debe pensar en salidas para equilibrar las cargas y responsabilidades de las trabajadoras, lo que impide que logren empleo de calidad.