Diario del Huila, Crónica
Por: Juan Manuel Macias Medina
Durante más de 60 años, la familia Quintero ha trabajado con la “guadua bendita”, según ellos, les ha dejado las mejores experiencias, sobre todo, porque es un negocio familiar. Laborar con el tedioso material, hace que los Quintero caminen cada vez más lento.
“Mi papá llegó acá al Puerto de las Damas hace 60 años y desde ese momento comenzó a trabajar con la guadua, desde entonces todos mis tíos y familiares comenzaron a aprender el manejo de las tiras y todo lo que tenía que ver con el comercio de la guadua”, manifestó Said Quintero, hijo de Ricardo Quintero, fundador del sitio donde hoy se comercializa este producto.
Said tomó las riendas del negocio hace algún tiempo, pues Ricardo Quintero, la persona a la que se le ocurrió que vender guadua en las orillas del río Magdalena era una buena idea, murió hace cuatro meses.
Desde los 19 años, Said Quintero aprendió “el arte de la guadua”, como llama al comercio con este tipo de madera. “Mi papá murió y me tocó a mí tomar las riendas. Llevo más de 20 años trabajando con la guadua, mi papá me enseñó a trabajarla y aprendí muy jovencito”, indicó el comerciante de 39 años de edad.
“Mi papá nos enseñó todo, ahora que estoy acá al frente del negocio es que me doy cuenta de lo duro que es trabajar con guadua, no es nada fácil. No es porque fuera mi papá, pero ese señor era un berraco, no es fácil cortar, cargar y despachar”, aseguró Quintero refiriéndose a la difícil labor que realiza todos los días de la semana.
La guadua no es huilense
Debido a que los trámites necesarios para obtener permisos de comercialización son muy difíciles de conseguir en el departamento del Huila, la familia optó por traerla desde otros departamentos. La guadua que se vende en la carrera Segunda con avenida Circunvalar es traída de Armenia.
“La guadua anteriormente la comprábamos aquí en el Huila, la sacaban de La Boa y la represa de Betania, pero es que aquí los permisos para poder comprar y vender son muy difíciles de sacar, entonces queda más fácil traerla de otro lado”, sostuvo Said.
Así mismo, indicó que, a pesar de las seis décadas que llevan en el sector conocido como Puerto de las Damas, las autoridades no han dejado de acudir a solicitar permisos, sin embargo, fue enfático al momento de decir que todo lo que se comercializa en este sector es legal.
“Nosotros ya llevamos más de 60 años en este lugar, pero las autoridades siempre vienen a mirar a ver si estamos trabajando bien, eso está bien, nunca hemos tenido problemas de nada porque la madera acá es toda legal, tenemos los permisos de todo”, manifestó.
Said solicitó a las autoridades una pronta adecuación de este insigne sitio de la ciudad, pero recordó que, como el Puerto de las Damas permitió que la ciudad, en su momento, recibiera mercancía para comercializar y emprendiera su desarrollo, las guaduas permitieron que los huilenses también disfrutaran de este precioso material.
“Este sitio está muy abandonado, es feo y es utilizado para cosas que no se debe, a nosotros nos gustaría que lo adecuaran, quedaría mejor, pero que no nos vayan a quitar, las guaduas también representan a Neiva, todos nos conocen porque somos los únicos que comercializamos guadua en Neiva”, expresó Said Quintero con preocupación tras un posible desalojo de este espacio.
Los clientes de la guadua
Debido a que este es el único sitio en donde se vende guadua en la ciudad, cualquier persona que la necesite puede desplazarse al Puerto de las Damas.
Así como personas del común solicitan solo una parte de la guadua de seis metros, hay constructoras que solicitan cientos de “largueros”, como se le dice coloquialmente a la guadua completa.
“Como es el único sitio en donde se puede conseguir guadua, entonces tenemos clientes de toda clase. A veces viene una persona que necesita la mitad de una guadua para decorar, entonces se la vendemos, la guadua completa vale 9 mil pesos, entonces depende como se corte pues así mismo vale”, contó Said.
Las grandes constructoras y el sector hotelero, son los que dinamizan la economía de este sector, pues cuando se construye con guadua, el bolsillo de los Quintero siente la diferencia.
“Así como vienen personas y nos dejan 10.000 pesitos, también vienen arquitectos y constructoras que dejan buena plata, hay días en donde se venden 600.000 pesos”, enfatizó el neivano.
La guadua está de moda
El turismo del departamento se ha fijado últimamente, según estos comerciantes de la ciudad, en la construcción en guadua, lo que ha beneficiado ampliamente a los Quintero. Los hoteles y casas campestres en guadua construidas en diferentes sitios turísticos del departamento, muy probablemente utilizan el material que traen los Quintero de Armenia.
“Últimamente está de moda la construcción en guadua, los hoteles que están haciendo en Villavieja, San Agustín y algunas casas campestres, nos compran a nosotros, son nuestros clientes”, dijo el heredero del comercio de la guadua.
Este producto tiene una particularidad, así como es utilizada para construir grandes edificaciones en lugares de alto valor, también es el material con el que levantan las más humildes viviendas de bahareque.
Para Libardo Quintero, hermano del fundador del comercio de guaduas en el Puerto de las Damas, trabajar con la guadua es una bendición. “Es algo muy bonito, sirve para construir hoteles, restaurantes y casa lujosas, pero también sirve para hacer las casas de bahareque”, agregó el familiar.
“Las guaduas de la Circunvalar”
Aunque muchos habitantes de la ciudad nunca han adquirido un “larguero” traído por los Quintero, si reconocen que “las guaduas de la Circunvalar”, son un sitio de negocio histórico en la capital huilense.
“Desde que yo tengo uso de razón, se han vendido guaduas ahí en la Circunvalar, la verdad nunca he comprado ni nada porque no he necesitado, pero cuando necesite hacer algo con guadua, pues voy a ir allá porque es el sitio que uno conoce desde que esta niño”, puntualizó Mauricio Medina Narváez, transeúnte de la ciudad.
Lo anterior, deja claro que, aunque muchos neivanos nunca han necesitado construir algo en este material, “bendecido” para los Quintero, siempre que tengan la necesidad de utilizarlo, no piensan en otro sitio que no sean “las guaduas de la Circunvalar”.