Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
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Sin haberse conocido los resultados electorales de la primera vuelta de las elecciones que se desarrollaron el día anterior, podemos afirmar que el nuevo presidente de los colombianos que salga elegido en la segunda vuelta el próximo 19 de junio, sino se hubiese presentado una sorpresa electoral, por alguno de los candidatos que obtuviera el triunfo en los comicios del día anterior, podemos afirmar es que el nuevo primer mandatario de los colombianos tendrá grandes retos que deberá asumir en su accionar gubernamental durante los próximos cuatros años.
Todos los candidatos recorrieron de manera juiciosa todo el territorio nacional. Los aspirantes han planteado sus propuestas tendientes a buscar soluciones de alto impacto a las grandes problemáticas que aquejan a la sociedad colombiana. Todas inquietan a la opinión. A pesar de que se ha proliferado una mezquina confrontación y una guerra sucia en los medios de comunicación y redes sociales, lo cual desdibujó realmente las iniciativas de estos candidatos. El constituyente primario se constituyó en el máximo árbitro en las urnas.
El nuevo presidente que salga elegido tendrá grandes desafíos para reorientar la política económica del país y deberá abordar todas las problemáticas estructurales que presenta la sociedad colombiana en el campo social, económico, político, infraestructura, ambiental, entre otros, para encauzar el verdadero desarrollo que necesita esta nación. Una tarea inmediata, que se debe fijar el nuevo primer mandatario de los colombianos, es buscar un consenso entre todos los actores políticos, para encontrar puntos de acuerdo, con el fin de evitar el desgaste institucional que ha tenido el actual mandatario de los colombianos, por la forma sectaria como manejó su administración.
No podemos desconocer que este factor desencadenó los más grandes conflictos políticos durante los últimos cuatro años y que contribuyeron a generar las grandes movilizaciones sociales durante este cuatrienio, así no lo quieran aceptar el equipo del alto gobierno que termina el próximo 6 de agosto. Ha sido una realidad palpable. Inclusive todo el accionar gubernamental del presidente Iván Duque Márquez, se convirtió en el soporte ideológico del sector de la oposición que ha liderado Gustavo Petro Urrego. En otras palabras, ha sido su jefe de debate de forma subliminal, sin habérselo propuesto.