Diario del Huila

¡Los ricos también lloran!

Abr 13, 2021

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Por: Juan Felipe Molano Perdomo

Este título lo llevara de inmediato a recordar la telenovela mexicana, me dijo mi hermana, con quien de niños vimos esta buena serie y que sin equivocarme, a usted también lo transportara a los años 80, donde los ricos lloran sus pérdidas pero en silencio, como está ocurriendo hoy en Colombia y en el Huila, familias estrato 4,5,6 y 7, grandes empresarios o profesionales, cuyas finanzas se han debilitado por los efectos de la pandemia y la carga tributaria, al punto de exigirse en la prioridad del gasto (entre créditos, colegios y universidad de los hijos, cuotas de administración, servicios públicos,  salud, recreación y turismo), o simplemente sobrevivir a velocidad crucero a ver si esto cambia por acción del mercado y de la dirigencia de este país; de no ser así deben recurrir a la ley de insolvencia (Ley 1116/2006) sin hacerlo notorio claro, pues la vergüenza puede más, incluso que levantarse decididos a votar por el cambio, relevando mínimo el 70% de los Congresistas, para que los nuevos tramiten leyes sociales y con una mirada más humanista y empresarial.

Es costumbre en este país buscar siempre una excusa para evadir responsabilidades personales y de alto gobierno, y también las propias angustias y los propios errores los cargamos muchas veces a cuesta en silencio, porque la vanidad y la vergüenza  que nos vean caídos pesa demasiado en una sociedad construida sobre la base del poder y del dinero, muchas veces mal habido, pero en mayoría fruto del esfuerzo y del trabajo.

Dicen los economistas que el país va mejorar, pero sus ciudadanos empeorarán y que la pandemia terminó por desnudar los malos manejos del estado, que, entre otras cosas, no lograron nuestros dirigentes corregir el rumbo y evitar que se les conocieran sus desatinos en el manejo de lo público. El dinero dice no alcanza sino para unas 6 o 7 semanas (ya llevan menos dos sin presentar el texto al congreso), que entonces es una “obligación” de los colombianos aceptar una reforma tributaria, como si ello en si fuera una cosa especial y excepcional, que solo ocurre en casos extremos y una que otra en décadas, pues no, eso demuestra ineptitud en la promoción de políticas macroeconómicas creativas y por su puesto falta de un capítulo del gasto público. Lo demás es pregonar que difícilmente un Estado se quiebra, pero muchas veces actúa “sin-vergüenza”, no le da pena pedir dinero prestado por encima de sus propios esfuerzos de recaudo y de confiscar los salarios y los ingresos de los colombianos, pues la Nación y los entes territoriales no han podido recaudar los impuestos existentes y entonces se pretende crear más impuestos que tampoco se podrán recaudar.

Así las cosas, mientras esto lo hacemos cambiar usted y yo, les sugiero hacer uso de esa valiosa ley de insolvencia, y ofrezco mi concurso profesional, debemos recuperarnos y además conservar el patrimonio que a lo largo del tiempo se ha construido.

 

 

 

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