Diario del Huila, Personaje
Por: Juan Manuel Macías Medina
Cuando se acude al mercado campesino del barrio Calixto en Neiva, es fácil conocer cuál es el negocio de doña Lucila Quinayas Escobar, una mujer que lleva cerca de 20 años en el sitio y que, a diferencia de los otros puntos de venta, ofrece café, coca, cacao, cerveza y panela. Todos los productos, dice ella, no tienen intermediario diferente a ella, pues fue el método que encontró hace dos décadas para beneficiar al productor y poder sacar sus hijos adelante.
La reconocida vendedora detalló de dónde surgió la idea de ofrecer productos directamente del campo a la ciudad y cómo ha beneficiado esto, según ella, la economía regional.
“Nosotros compramos directamente al productor y vendemos directamente al consumidor final. Es un concepto que tenemos desde hace mucho tiempo. Lo hacemos con el fin de ser solidarios todos entre todos. Nuestro negocio es generador de empleo y hace que la economía tenga una dinámica que beneficia tanto al que produce, como al que distribuye y al que consume”, sostuvo.
Lucila es lectora empedernida y amante a la producción del campo huilense, quizá eso es lo que la ha mantenido fuerte en medio de los grandes intermediarios que muchas veces, no dejan otra opción de compra. Lucila tiene su clientela.
“No utilizamos productos que vienen de otros lados, nosotros somos conscientes de qué es lo que producimos y por eso tratamos siempre de comprar lo nuestro y vender lo nuestro. Ya llevamos 20 años con este cuento y no siempre fue así. Antes de tener la empresa como negocio, hacíamos lo mismo pero para los de la casa, siempre hemos querido apoyar lo que es nuestro”, indicó.
Así mismo, la vendedora señaló que todo inició desde su casa, en donde siempre se inculcó el consumo de lo propio y el apoyo por la difícil labor del campo. Hoy, los hijos de Lucila son profesionales, y todo, lo han logrado con el café, la coca y la cerveza que su mamá ofrece los fines de semana en el concurrido mercado campesino del barrio Calixto.
“En mi casa, por ejemplo, nosotros siempre consumimos el café que se tostaba en casa, nunca compramos un café de marca. De ahí surgió la idea de que todos se interesaran por consumir el café de las regiones, todo comenzó hace más o menos unos 18 o 20 años. La venta de café de nosotros ha servido demasiado porque es un sustento familiar, es un negocio sostenible. Con este negocio se educaron mis dos hijos, el hombre es administrador de empresas, catador de café y barista, la mujer es licenciada en artística y terminó hace poco su maestría en el Cauca”, dijo orgullosa.
Lo cierto es que los clientes de Lucila esperan todos los fines de semana a mirar con qué va a llegar la vendedora, y dialogando con ellos, es evidente que siempre los sorprende. El último ofrecimiento dejó boquiabiertos a la mayoría, una cerveza artesanal elaborada por excombatientes.
“El mercado campesino de Calixto cuando yo llegue, hace 18 años, fue una vitrina para mostrarle directamente al público lo que nosotros ofrecemos. Hoy por hoy, los productos han tenido muy buena acogida porque la gente sabe de la calidad de los productos y es consciente de que está siendo solidaria con un productor de la tierra”, concluyó la mujer.
Lucila es lo más parecido a los gitanos de ‘100 años de soledad’, solo que en vez de engaños, llega cada ocho días con nuevos emprendimientos de la gente de la región.