Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
La semana anterior, el Dane publicó el boletín sobre el comportamiento de la economía colombiana, durante el primer trimestre del presente año. Un indicador del 0,7% es muy preocupante para la dinámica productiva del país. A través de las reiteradas publicaciones que he venido realizado desde esta tribuna de opinión, siempre he manifestado, que el accionar gubernamental del presidente Gustavo Petro Urrego, ha sido errado por la aplicación incoherente de los instrumentos de la política macroeconómica del país. Debo hacer una aclaración a mis lectores. No estoy haciendo oposición al primer mandatario de los colombianos. Como docente universitario y analista permanente del desenvolvimiento de la economía colombiana, desde tiempos pretéritos y que, para el presente escrito, estoy tomando el periodo desde que se posesionó hace 21 meses 17 días, el cual me está generando una mayúscula preocupación, porque los resultados de los indicadores económicos son adversos y están afectando el bienestar general de las familias colombianas y del sector productivo.
He disentido con algunos colegas economistas y de algunos medios de comunicación, y he coincido con otros, sobre mis afirmaciones, sobre las causas que están generando este proceso de desaceleración económica, que corroe, no solo el aparato productivo de Colombia, sino las finanzas del país. La reforma tributaria y haber tomado la decisión de incrementar durante 15 meses el precio de la gasolina, que junto con el aumento del permanente accionar narcoterrorista de los grupos subversivos en 25 departamentos del país, ha generado una disminución de las actividades económicas que componen el Producto Interno Bruto. Una noticia buena y otra mala: el PIB entre enero y marzo subió 0,7%, alejando la economía de la recesión y tomando distancia de las cifras en rojo (esa es la buena); la mala es que es el peor primer trimestre desde la pandemia.
Igualmente, la permanente confrontación que ha venido propiciando el presidente de la República, en sus discursos, han venido generando una profunda polarización política y desestimulo a la dinámica productiva. Paralelo a lo anterior, ha provocado un rechazo de la opinión pública y por ende una disminución de la inversión extranjera, que en el informe del Dane, disminuyó un 13,4% durante los primeros tres meses. Aunque se ha logrado bajar la inflación al 7,16%, producto de la disminución de la demanda agregada y por la baja del consumo nacional porque las familias y demás agentes económicos, está sufriendo el rigor de los anteriores factores enunciados anteriormente. Recordemos que el sector privado genera el 80% de los empleos en el país y de los ingresos tributarios a la Dian. Todo lo anterior, está generando una amenaza seria a las finanzas públicas del país. El recaudo de los impuestos durante los primeros cuatros meses del presente año, son inferiores a lo que tiene presupuestado el gobierno nacional.
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