En medio de la crisis que atraviesa Venezuela, la dirigente opositora, María Corina Machado, ha desestimado enfáticamente la posibilidad de realizar nuevas elecciones como una solución viable.
Esta propuesta, que fue sugerida por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y respaldada por el gobierno de Brasil, ha sido motivo de debate, pero para Machado, la situación en Venezuela es única y no se presta a comparaciones fáciles con otros escenarios internacionales.
Machado ha señalado con firmeza que “este no es el caso de Venezuela”, destacando que a diferencia de otros países donde las negociaciones entre gobiernos en disputa podrían llevar a soluciones pacíficas, la realidad venezolana está profundamente entrelazada con actividades criminales en las que están involucrados directamente los funcionarios del régimen.
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«Hay que tener cuidado con los ejemplos a los que se hace referencia sobre gobiernos de coalición», advirtió, en alusión a los intentos del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, de aplicar fórmulas políticas que han tenido éxito en otras naciones, pero que no son apropiadas para la compleja situación venezolana.
La líder opositora también hizo hincapié en que plantear una nueva elección en el país sería una «falta de respeto a los venezolanos y al 28 de julio«, fecha emblemática en la que se ha evidenciado la lucha por la democracia en Venezuela. Machado subrayó que el caso venezolano es singularmente complicado debido a la implicación del régimen en actividades delictivas, lo que, según ella, invalida cualquier intento de aplicar las mismas soluciones que podrían funcionar en otros contextos.
En su discurso, Machado dejó claro que no se trata de un deseo de venganza, sino de una transición pacífica. Expresó su disposición a ofrecer garantías a quienes actualmente ocupan el poder, dejando claro que su objetivo es evitar una escalada de animosidades y promover un cambio que conduzca a una resolución pacífica de la crisis.
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