Aníbal Charry González
Con la pretensión de tratar de revivir electoralmente al Movimiento de Salvación Nacional en el país que fundara su tío Álvaro Gómez Hurtado, estuvo por estos lares el excandidato Enrique Gómez Martínez, hijo de Enrique Gómez Hurtado y nieto de Laureano Gómez Castro, el mayor incitador de la violencia sectaria que nos dejó una mortandad, de la su mano de su hijo Álvaro Gómez, quien según una conocida columna que escribiera el destacado columnista y escritor Antonio Caballero, “…fue un tozudo predicador de la violencia como instrumento de la política. Empezó con sus arrebatos juveniles “a favor de la acción intrépida y el atentado personal”, persistió en su madurez con la incitación al aniquilamiento físico de las “repúblicas independientes”, que se empecinaba todavía en su vejez con el embeleco que había “que tumbar el régimen”.
Pues bien: como lo he dicho, Enrique Gómez tiene la tarea imposible de revivir un movimiento político sectario con las ideas que promovía Álvaro Gómez, que está tan muerto como su fundador, porque sencillamente carece de la formación, la cultura y el liderazgo político de su tío a quien utiliza póstumamente como se acostumbra en la política nacional para tener figuración y pelechar del Estado, agregando de su caletre su condición de cerrero y marrullero opositor al gobierno del presidente Petro, que quedó al descubierto con las declaraciones que diera al Diario del Huila y al programa de opinión Línea 18 en la emisora Neiva Estéreo que conduce el destacado periodista Jorge Parga el jueves pasado, en el cual intervengo regularmente como opinador.
Y es que Gómez Martínez se despacha marrulleramente y con vileza para describir el gobierno del presidente Petro, careciendo de argumentos para hacer una oposición política seria, afirmando como heredero incitador de la violencia política sectaria, que representa: “Venganza, violencia y sistemática destrucción de todas las instituciones que a Colombia le tocó décadas construir”. Mendacidad bellaca como una catedral, porque quienes juzguen objetivamente el gobierno actual, aun sus más recalcitrantes opositores , no pueden corroborar lo que afirma el malévolo opositor, pues precisamente las reformas que está haciendo y pretende hacer el gobierno del cambio después de tanto tiempo de hegemonía de la derecha, han ido y van de la mano de las instituciones democráticas que según el taimado opositor, Petro se empeña en destruir.
Enrique Gómez en su delirio y sin tener un ápice de estadista y carente de liderazgo alguno, propone además reformas de fondo a la política y a la justicia hablando para la galería, ignorando la forma como se tienen que hacer conforme a la Constitución, echándole la culpa a la justicia de la impunidad, dejando a salvo el congreso contaminado que hemos tenido, que son los que hacen las leyes que tienen que aplicar los jueces que permiten la impunidad además de los delincuentes de la politiquería, que por supuesto no hará nunca las reformas que requiere este corrupto y violento país. Embustero y ruin opositor, que solo persigue incitar a la violencia para tener figuración política como lo hicieron sus familiares predecesores.