Por: Camilo Guzmán S.
Hace unos días el Centro Nacional de Consultoría publicó una encuesta sobre la percepción de los jóvenes entre 15 y 35 años sobre el paro nacional y sus preocupaciones. Aunque la encuesta parte de la visión equivocada, pero compartida por millones de colombianos que cree que el Estado debe ser responsable de solucionar todos los problemas de las personas, tiene datos interesantes para entender a los jóvenes.
La encuesta demuestra que las dos principales preocupaciones de las personas entre ese rango de edad son la generación de empleo para los jóvenes, y la pobreza. La angustia es genuina, a marzo de este año el desempleo juvenil estaba en 23.9%.
Distintos gobiernos han intentado implementar diferentes políticas públicas para incentivar la generación de empleo para los jóvenes, beneficios tributarios, reducción de requisitos, entre otros. Todos paños de agua tibia que no resuelven los problemas estructurales de la generación de empleo formal en Colombia.
Nuestro país ha tenido tasas de crecimiento económico positivas pero que no logran crear en el mismo nivel nuevos puestos de trabajo. ¿Por qué? Yo identifico tres problemas estructurales que generan trabas para la generación de empleo formal.
En primer lugar, el salario mínimo colombiano equivale a casi el 60% del salario promedio en Colombia, mientras en países como Estados Unidos equivale al 25%. ¿Qué quiere decir esto? El salario mínimo es más alto que el de muchos colombianos, por ende no tiene nada de “mínimo”. ¿Por qué ocurre esto? Los niveles de productividad de nuestra economía son inferiores al salario mínimo, muchos negocios tienen ingresos inferiores a un mínimo con todas las prestaciones. Un pequeño recolector de café en un municipio de Risaralda recibe por su cosecha una cifra menor al equivalente a un SMMLV. Necesitamos redefinir el salario mínimo en Colombia, sin apasionamientos y teniendo en cuenta al desempleado y al informal. Libertank hizo una propuesta interesante de un salario mínimo diferenciado por regiones en un documento publicado hace unos meses.
En segundo lugar, Colombia es un país de altos impuestos a la nómina o costos no salariales. Un empresario en Colombia tiene que pagar el 24% de sus ganancias en impuestos a la nómina (parafiscales, seguridad social), mientras el promedio del mundo es del 16%, y países de la región como Chile solo pagan el 5.1%. Si no disminuimos los costos no salariales, no tendremos altas tasas de generación de empleo formal.
Por último, en nuestro país es muy costoso despedir a un trabajador. Esto se convierte automáticamente en una barrera para contratar. Usted prefiere aumentar la carga, pagar horas extras, antes de contratar a una nueva persona, que en caso de algún problema tendría que despedir y le saldría muy costoso hacerlo. Adicionalmente, la “estabilidad laboral reforzada” hace imposible despedir a un trabajador.
No se genera empleo juvenil ofreciendo subsidios como lo está haciendo este gobierno, tampoco se generarán ofreciendo beneficios tributarios. Tenemos que solucionar los problemas estructurales que impiden la generación masiva de empleo formal en Colombia.
