Desde que asumió hace 38 días como primer mandatario de los colombianos, Gustavo Petro Urrego junto a su equipo de trabajo, empezaron a generar anuncios para buscar la transformación del Estado hacia un cambio que condujera a mejorar el bienestar general de la sociedad colombiana. Algunas iniciativas adoptadas por el ejecutivo han empezado grandes controversias en diversos sectores de opinión. Es indispensable que dichas medidas, sean ajustadas a la institucionalidad para evitar mayores traumatismos en el desarrollo de la vida democrática del país. No podemos seguir alimentando la polarización política que hemos soportado durante décadas. Debemos disminuir la intensidad de los conflictos, que, a nuestra forma de verlos, merecen auspiciar sinergias positivas para buscar soluciones pacíficas a través de consensos y diálogos como lo ha propuesto el presidente.
Pero una cosa es expresarlo a través de la retórica oficial y otra cosa es ver la realidad como han estado viviendo las familias colombianas a través del tiempo, donde han imperado la violencia y la irracionalidad en algunos sectores de la sociedad colombiana, que se han vuelto irreconciliables, a pesar de los esfuerzos gubernamentales que buscan encontrar la paz total con todos los grupos delincuenciales del país. Día tras día se han incrementado en algunas regiones del país, las invasiones a las propiedades privadas en algunas regiones, generando un panorama desalentador en el desarrollo de las actividades económicas en las áreas de influencia donde ocurren estos eventos de facto. Igualmente, la sociedad colombiana, se encuentra muy preocupada por las alteraciones del orden público en algunas regiones del país. Por un lado, algunas organizaciones indígenas, han empezado a bloquear algunos sitios estratégicos en algunas vías del país. Es inaudito que, con la anuencia oficial, se invadan tierras productivas y se, destruyan fincas con la mirada indiferente del gobierno nacional. Lo peor están generando conflictos entre los trabajadores de estas unidades productivas y los invasores.
Igualmente, los anuncios oficiales sobre el progresivo debilitamiento de las Fuerzas Militares y de la Fuerza Pública, han generado un efecto contrario, por la forma como la sociedad colombiana, han empezado a rechazar de tajo este accionar, dado el aumento de la inseguridad, de las masacres, asesinatos, hurtos, atracos, quema de vehículos, inseguridad ciudadana, reclutamiento forzado, que junto con el fortalecimiento del narcotráfico, se han convertido en los detonantes de una crisis social, política y económica, que con el paso de los días, van a minando la imagen positiva del actual presidente de Colombia.
Paralelo a lo anterior, la reforma tributaria, el tema de las pensiones y el anuncio del aumento de los combustibles, entre otras medidas gubernamentales, están contribuyendo para que se puedan presentar efectos contrarios a la recuperación significativa de la economía colombiana, como lo reflejan los indicadores. No podemos destruir la producción nacional.
