La gente puede disfrutar de un espacio al que tiene derecho, pero con el que también tiene deberes. Las ciudades son por definición populosas, proveedoras de servicios, caóticas, densas y extensas. Y todas estas cualidades son las que las hacen especiales. Es parte de su encanto y, por ende, resultan tan determinantes en una era que bien podríamos llamar la de la globalización urbana. Pero las ciudades no serían lo que son sin el componente humano: la gente, su diversidad, sus creencias, sus estilos de vida. Hay que saber conjugar lo que ofrece ese espacio de disfrute colectivo.
Por este motivo, con la llegada de las fiestas sampedrinas los asistentes a los desfiles en otrora han sido sometidos al comportamiento irracional de algunas personas, porque utilizan algunos artefactos con espuma que son regados en los propios rostros de los espectadores, que generan incomodidad y rechazo de éstos, lo cual ha obligado a la administración municipal de Neiva, a prohibir estos actos irracionales. Igualmente se prohíbe la música foránea a las festividades durante los desfiles. Solo se escucharán melodías alusivas a nuestras tradiciones folclóricas. Vemos con mucha satisfacción estas decisiones adoptadas por el alcalde Gorky Muñoz Calderón. Debemos volver a recuperar las verdaderas fiestas sampedrinas, que enaltecieron los valores culturales de nuestros ancestros.
Paralelo a ello, es indispensable que todas familias que asisten a estos actos procuren no botar las basuras a las calles. Una vez terminan los eventos folclóricos, mediante un plan de contingencia estructurado por las Ceibas Empresas Públicas de Neiva, en coordinación con la empresa contratista, empiezan a recoger todos los desechos orgánicos e inorgánicos que quedan a lo largo y ancho de las vías por donde se desarrollan éstos. Desafortunadamente desbordan la capacidad de respuesta de los recogedores. Los negocios y establecimientos comerciales empiezan a sacar y botar las basuras en los horarios no establecidos para tal fin.
Lo anterior está generando un ambiente nada favorable, porque se está deteriorando el paisaje urbano de la capital del departamento del Huila. Cada uno de nosotros, debemos contribuir con nuestra actitud de no arrojar estas basuras a la calle. Debemos ser buenos ciudadanos. Debemos dar ejemplo a los visitantes que por estos días participan de las festividades sampedrinas. Infortunadamente, no pareciera ser nuestro caso. Por el contrario, el grado de indiferencia y maltrato hacia la ciudad es evidente. Las imágenes que se difunden hacia el entorno a través de las redes sociales y medios de comunicación son costosas, por la incultura ciudadana que se presenta, provocado por el mal comportamiento de sus habitantes. Debemos buscar mejorar la calidad de vida de los neivanos y turistas, brindándoles ejemplo con nuestros sanos comportamientos y así darle la importancia de cuidar y proteger al medio ambiente.