Los hechos de violencia irracional durante las manifestaciones de inconformidad que se han presentado durante los últimos meses en el país, algunos expertos en familia han expresado su preocupación por establecer los orígenes que han provocado estos comportamientos que toda la opinión pública conoció. Igualmente, los casos de violencia intrafamiliar, que durante las últimas décadas se han incrementado, y que tienen muy preocupadas a las autoridades gubernamentales. Su inicio está en la niñez.
Si bien los adultos atribuyen la intención del niño de impartir el sufrimiento en el otro, los sicólogos sostienen que en realidad esos niños agresores sufren de carencias psicoafectivas, como, por ejemplo, la empatía. Son chicos que no evalúan correctamente las consecuencias que pueden arrojar sus conductas.
Numerosos estudios afirman que la mayoría de los agresores son niños que probablemente han tenido la desdicha de haber padecido acoso escolar en el colegio e incluso padecer violencia intrafamiliar. Es decir que se convierten en victimarios cuando cargan a sus espaldas el antecedente de ser víctima.
Cabe mencionar que aquí es muy importante no rotular a un niño ni a un adolescente con un diagnóstico siquiátrico; actualmente por medios de estudios científicos se sabe que algunos trazos de sicopatía pueden estar presentes desde la infancia, pero sus diagnósticos sólo serán evidenciados en la vida adulta.
De acuerdo con las estadísticas emanadas del Instituto de Medicina Legal, las transgresiones físicas y sicológicas contra los padres de familia y los adultos mayores han mantenido una participación del total de éstas, durante la última década con más de 1.000 casos reportados anualmente, para lo cual esta clase violencia se constituye en un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza. Estas afectaciones pueden adoptar diversas formas, como el maltrato físico, emocional o sexual, y el abuso de confianza en cuestiones económicas.
Apoyarlos o asistirlos cuando lo requieran, ya no es un acto de voluntad, sino una obligación. Hoy en día, es repudiable y criticable desde todo punto de vista que se mire, la forma irracional e irresponsable como se están presentando estas situaciones de agresiones, contra los integrantes de su núcleo familiar, y especialmente sus padres, que son repudiables por la sociedad moderna, contra unos seres inermes e indefensos que han construido durante toda su vida sus hogares. Consecuentemente, el rol de los adultos, las familias y las autoridades escolares resulta clave para detectar, prevenir e incluso solucionar estos hechos. Sin embargo, en la vida cotidiana, esto no siempre ocurre.