Deshojando margaritas
Por Margarita Suarez
Siento que ahora el tiempo transcurre más rápido que antes. Por ejemplo y aunque nos suene a pronto, ya la próxima semana será el miércoles de ceniza, que este año cae el 14 de febrero. Esta conmemoración ocurre seis semanas y media antes de Pascua. Se estila que la iglesia católica dedique todo el día para que sacerdotes y colaboradores, coloquen la simbólica cruz negra en la frente de sus fieles. A algunos esta fecha nos traslada a la inolvidable “juventud divino tesoro” y sentimos que se nos vino encima la Semana Santa, época que por aquellas calendas (y creo que todavía), significaba vacaciones, fiestas, paseos y comilonas. Garzón, mi pueblo natal, siempre ha guardado sus costumbres religiosas pero no éramos ajenos a la rumba de Semana Santa. Como dicen en el argot popular, lo uno no excluye lo otro, ya que en esta tierra de gran tradición religiosa, capital diocesana del Huila, con tres iglesias grandes que parecen catedrales, con dos seminarios, con convento de monjas clarisas que se entregan muy niñas al servicio de Dios y no salen ni siquiera cuando fallecen, que ha tenido grandes sacerdotes y obispos, la Semana Santa era nuestra pausa para reencontrarnos con los amigos que estudiaban fuera de Garzón y posteriormente cuando nos fuimos de nuestro pueblo, era época de retorno para disfrutar con nuestros paisanos. Para los creyentes católicos, el signo en ceniza significa el inicio de un periodo de reflexión, representa la mortalidad y la penitencia por sus pecados. “Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás”, es la frase que acompaña la unción. Los orígenes de la cuaresma se remontan al año 305 de nuestra era cuando se utilizaba como fase de preparación para los bautizos. La duración de la festividad es un recordatorio del ayuno de 40 días de Jesucristo. La ceniza se obtiene de hojas de palma quemadas el Domingo de Ramos del año anterior. Lo tradicional ha sido el ayuno los viernes de cuaresma, que consiste en solo tomar una comida al día y no comer carne. Este ha venido evolucionando. Personas optan por ofrecer otros sacrificios, como renunciar al alcohol, el juego, el cigarrillo, los chocolatines (mí caso) y hasta el ingreso a las redes sociales. ¿Usted a qué renuncia?