Desde el pasado primero de mayo a las 7:34 a. m., la avioneta Cessna 206 de matrícula HK2803 que pertenecía a la empresa Avianline Charter’s que cubría la ruta Araracuara-San José del Guaviare se declaró en emergencia, generando un plan de contingencia por parte de las autoridades para dar con el paradero de ésta, el país. Después de 40 días de haberse accidentado en las selvas amazónicas, en jurisdicción de la vereda Palma Rosa, zona rural del municipio de Solano en el departamento del Caquetá, se logró encontrar a los cuatro menores desparecidos en la inmensa manigua. De acuerdo con la versión suministrada por el padre de los menores, éstos fueron enviados por su padre biológico Manuel Miller Ranoque en este vuelo siniestrado, con el fin de evitar de que fueran reclutados y carnetizados por las disidencias de las Farc.
Todos los medios de comunicación han coincido que, en el caso de los menores, de uno, cuatro, ocho y 13 años, respectivamente, tiene más elementos de milagro. No solo estuvieron perdidos cuatro decenas de días, en un entorno agreste, donde lo tupido del follaje impide ver a 20 metros de distancia, sino que antes habían sobrevivido a un accidente de avión en el que murió su madre, Magdalena Mucutuy. El relato que los niños puedan hacer de semejante experiencia se podrá conocer en parte gracias a Wilson, un perro pastor belga de seis años que contribuyó en la búsqueda y que hoy sigue perdido en algún lugar de la selva. Gracias al apoyo de 400 integrantes del Ejército Nacional y de indígenas Nukak, que conocen la profundidad de la inmensa vegetación que caracteriza a esta selva, lograron dar con el paradero de éstos.
Los menores recibieron atención médica en San José del Guaviare, la ciudad más cercana. Después fueron trasladados en un avión de la Fuerza Aérea a Bogotá, donde están ya ingresados en un hospital militar al que acudió a visitarlos el presidente Petro. Tres de los hermanos son niñas, la mayor, Lesly, de 13 años, Soleiny (de 9) y la bebé Cristin Neryman, el único varón, Tien Noriel, tiene 4 años. Son del pueblo indígena huitoto y viven cerca del río Cahuinarí, en el Caquetá. La sociedad colombiana, estaba perdiendo la esperanza de encontrarlos con vida después de tantos días. Con cada jornada sin resultados disminuían las posibilidades. Pero había un ser humano que no se derrotaba a ante esta adversidad. Era el comandante Pedro Sánchez, el militar encargado de la búsqueda, quien cada día que amanecía, se sentía más optimista y más obstinado, que se debía continuar y nunca perdió la fe para continuar su búsqueda. Nunca perdió la esperanza. Para él y a todos los integrantes de las Fuerzas Militares y de las comunidades indígenas que se integraron al equipo rescatista, nuestro reconocimiento.
