El presidente electo de Argentina, Javier Milei, dijo: «todo lo que pueda estar en las manos del sector privado, va a estar en las manos del sector privado».
La venta de empresas del Estado debe pasar por el Congreso, donde podría encontrar un fuerte rechazo. La movilización popular, una luz de esperanza. El caso de YPF y la advertencia de que se imponga un decretazo privatizador.
El temor a los despidos en todos estos lugares está más que justificado. Sobre todo, porque Milei declaró en su primer discurso que una vez que asuma el poder, el próximo 10 de diciembre, adoptará «cambios drásticos, sin gradualismos».
Lo mismo ocurre en la Televisión Pública, Radio Nacional y la agencia Télam, medios estatales a los que Milei considera «mecanismos de propaganda» de los distintos gobiernos.
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De privatizarse, YPF pasaría a ser una empresa más del mercado, regida sólo por estándares de eficiencia y rentabilidad y abandonando su rol social, de investigación e inversiones.
Ante la consulta de este medio, varios diputados de Unión por la Patria adelantaron que habrá resistencia para evitar las privatizaciones. “Lo mejor que nos puede pasar es hablar de unidad, no hacer una cacería de brujas”, dijo un experimentado legislador.
Milei debería entonces apelar a un decreto de necesidad y urgencia (DNU) que establezca su propia reforma del Estado con su plan privatizador incluido. Este recurso presidencial tiene fuerza de ley y cobra validez una vez publicado en el Boletín Oficial, pero puede ser rechazado por el Congreso.
Aunque Javier Milei no mencionó aAerolíneas Argentinasen su entrevista radial, horas más tarde sí lo hizo el economista Alberto Benegas Lynch, quien aseguró que la empresa de transporte aéreo también está en carpeta para la privatización.
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