Luego de tres días de reunión en Bogotá, la minga indígena y organizaciones campesinas de Nariño, Putumayo, Huila y Valle del Cauca, culminaron la congregación tras solicitarle al Gobierno Nacional garantizar su participación en la Paz Total y a los grupos armados, exigirles un cese armado.
Diario del Huila, Huila
Por: Gloria Camargo
Comunidades del suroccidente de Colombia se unieron durante tres días para exigir un cese al fuego y hostilidades en la región. Cerca de 5.000 habitantes participaron en la Minga Indígena en Bogotá, que armó una propuesta para garantizar su participación en la Paz Total, así como para demandar el respeto de su autonomía territorial. La Guardia Indígena se encargó de la vocería durante la última jornada del encuentro y exigió a los grupos armados que respeten su territorio.
Es importante recordar que esta Minga Indígena se desplazó a la capital del país, desde el pasado 17 de abril para establecer un diálogo directo con el Gobierno Nacional y cumplir con la resolución número 1515 de 2021.
Los diálogos han ido avanzando, con encuentros con los diferentes Ministerios, como el de Salud, donde se han consolidado importantes avances en la construcción del modelo de salud de los pueblos indígenas del Huila.
Leonardo Ome, líder del Consejo Regional Indígena del Huila, destacó que su organización ha estado trabajando en este modelo de salud desde 2016 y que se encuentra en fase de implementación. En el encuentro también participaron organizaciones étnicas y campesinas de departamentos como Nariño, Putumayo y Valle del Cauca, así como miembros de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas y la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA.
Historias de guerra
Juliana Yule, líder indígena y Kiwe Thegna, o cuidadora de la tierra, hizo un llamado urgente para proteger la pervivencia de su pueblo. Yule denunció la constante persecución, amenazas, señalamientos y asesinatos que han cobrado la vida de cientos de sus compañeros.
En una entrevista, afirmó que “la pervivencia como pueblos está en riesgo” y que exigen respeto de los diferentes grupos armados, ya que no quieren más violencia.
Desafortunadamente, la situación que describe Yule es una realidad para las comunidades indígenas en Colombia, especialmente en el departamento del Cauca.
Solo en 2022, el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) registró 576 afectaciones humanitarias en la zona, incluyendo asesinatos, reclutamiento de menores de edad, amenazas colectivas, hostigamientos, combates, secuestros, desapariciones forzadas y atentados contra bienes civiles, entre otros hechos. Sorprendentemente, estas acciones no disminuyeron ni con el cese al fuego que el Gobierno de Gustavo Petro firmó con varias organizaciones armadas que controlan ese territorio.
La crisis que viven estas comunidades es de gran magnitud, y ha llevado a que el CRIC convoque a la Minga Humanitaria, Política y Social por la Defensa de la Vida, el Territorio y la Paz Total e Integral de los Pueblos.
Sillas vacías
Los delegados del ELN y las disidencias de las FARC de la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central (EMC) no asistieron al encuentro, lo que generó molestia entre los asistentes. Los grupos armados enviaron videos y comunicados que fueron rechazados por las comunidades, quienes esperaban plantearles directamente sus exigencias.
«Acá se les envió invitación por escrito a esos grupos. Les dijimos que acá no se va a favorecer a nadie, que no se autoproclamen dueños del pueblo ni de la sociedad, porque acá ya nos cansamos de la instrumentalización. Queremos que vengan y nos digan cuál es la voluntad real de paz que tienen», dijo uno de los organizadores del encuentro.
Las comunidades exigieron una participación real en el proceso de paz y la implementación de acciones urgentes para desescalar el conflicto. Además, anunciaron una movilización de al menos 500 comuneros indígenas a Bogotá para exponer la gravedad del conflicto en la región y presentarle al presidente Petro una propuesta de participación en las mesas de diálogo con las estructuras armadas.
«El Gobierno tiene unos intereses y los grupos armados también, pero quienes más sufrimos el conflicto armado somos nosotros. Si no nos volvemos actores en este proceso, otros van a decidir por nosotros y esa paz no va a quedar bien hecha», afirmó uno de los líderes de la minga.
Conclusiones
Finalmente, Alejandro Casamachín, coordinador de diálogos humanitarios del CRIC, señaló que después de décadas de encuentros clandestinos con los armados para reclamarles el respeto por sus territorios, el CRIC expidió una resolución para que se adelanten diálogos públicos con el fin de “salvaguardar la vida, el territorio y evitar el exterminio de nuestras comunidades”.
Además, los jóvenes indígenas que participaron en la minga solicitaron al Gobierno Nacional la creación de un Viceministerio de Juventud y exigieron al Ministerio del Interior el cumplimiento de los acuerdos a los que llegaron en septiembre de 2022, cuando pactaron soluciones varias a los riesgos por efectos de la violencia que tiene esta población en el Cauca.
Casamachín enfatizó en que los mecanismos gubernamentales son lentos, mientras que en los territorios el conflicto no da espera. Por ello, buscan un cese multilateral al fuego, ya que el cese bilateral, que es entre los armados, no es suficiente. El coordinador también señaló que esperan que se detengan los asesinatos, que se respete el Derecho Internacional Humanitario y que haya un compromiso real con gestos que les permitan vivir tranquilos.