Por: Carlos Yepes A.
La celebración de Halloween ha estado siempre enmarcada en el “miedo” y el “terror” que se pretende impartir desde los disfraces y ambientes tenebrosos que se construyen alrededor de una fiesta que, aunque no es nuestra, pues no pertenece a nuestras tradiciones, se ha querido orientar paradójicamente hacia los niños y resulta que en la práctica son ellos los peor librados dado los índices de violencia y maltrato que se registran cada 31 de octubre.
Y si de terror se trata, basta ver los reportes a nivel país, del descomunal desfile de motos que se ha venido registrando en las principales ciudades del país, sin que Neiva sea la excepción. Estos desfiles, pudiendo ser un atractivo desde el punto de vista de la ocasión que se presta para “lucir” disfraces y desbordar la creatividad, se han venido convirtiendo en un serio problema de orden público.
Ruido excesivo, licor, drogas, irrespeto a las normas viales y robos a los transeúntes están a la orden del día en estos desfiles. No es posible que la ciudad sea “tomada” por un grupo de motociclistas generando este gran caos y que las autoridades no sean capaces de poner control y orden en la ciudad.
Seguramente cada uno tendrá una historia que contar, en mi caso particular fui testigo de cómo robaban en pandillas de cinco a seis motos, a jóvenes que transitaban por la carrera quinta en inmediaciones del Sena.
Las motos se han convertido en un problema para la sociedad, nuestros jóvenes se están muriendo en accidentes de tránsito de manera alarmante, al parecer las principales causas de las muertes de motociclistas, en el país, han sido el exceso de velocidad, seguido del mal uso de implementos de seguridad, en especial el casco, y conducir alicorados.
“De acuerdo con la Universidad Johns Hopkins, aliado de la Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial Mundial, el 55 % de las motos incumplen los límites de velocidad en la ciudad, siendo esta causa el factor de riesgo más importante que hay, no solo en el Distrito, sino en toda Colombia, porque justamente es la aceleración la que hace la diferencia entre si un evento se convierte en fatal o no”.
De acuerdo con esta fuente, los usuarios de motocicleta más afectados son los jóvenes entre los 20 y 30 años, y añadió que “generalmente son personas de estratos bajos, que son el sustento de su casa, lo que se está convirtiendo en una trampa de pobreza”.
Adicionalmente, expresó que se está atravesando por el año con más muertes de personas en accidentes de tránsito de la última década. “En este 2022 se está sobrepasando el anti récord que llevábamos, lo que quiere decir que, según las proyecciones que se tienen, Colombia va a cerrar con más de 8000 muertes, y esto lo va a convertir, incluso, en el periodo con más víctimas de los últimos años”.
Vale la pena que la ciudad ponga este problema en su agenda. Hay que diseñar estrategias para reducir estos siniestros, haciendo operativos de control, creando aulas en las calles para sensibilizar personas y acercar a los moteros a mesas de diálogo para avanzar en temas de educación con respecto a las normas de tránsito, en fin, consultar expertos en el tema, pero hacer algo por nuestros jóvenes.
También se necesita que la malla vial de la ciudad sea reparada, esto ocasiona también muchos de los accidentes, pero sobre todo necesitamos cultura ciudadana y “un acuerdo para vivir mejor”.
