Emplear las manos para producir un alimento autóctono, es parte de lo que ASOMHUPAZ viene realizando desde el año 2016.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Angélica Tatiana Andrade Quimbaya y Walder Padilla L.
Apostarle a la transformación, a la construcción de tejido social y a una noción más amplia de país incluyente, son algunas de las razones que motivaron a un grupo de mujeres que decidieron crear, en el año 2016, la Asociación de Mujeres Huilenses por la Paz, ASOMHUPAZ, la organización que surge tras el diálogo sobre la problemática en el sector rural y las consecuencias del conflicto armado, según explicó Blanca Sofía Palencia, integrante suplente de la junta directica de ASOMHUPAZ y el comité de producción y comercialización.
“Al principio empezaron a hacer parte de la asociación mujeres cabeza de familia, desplazadas y víctimas que contaran con carácter y liderazgo. Luego del Proceso de Paz, llegaron a Neiva mujeres firmantes y ahí es cuando iniciamos a integrarlas en nuestra asociación, lo de las las compañeras firmantes es un segundo paso importante que hemos dado”, mencionó Blanca Sofía.
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Actualmente, a ASOMHUPAZ la conforman 19 mujeres, de las cuales 7 son firmantes, mujeres cabeza de familia, mujeres víctimas y mujeres desplazadas de diversas edades, culturas y procedencias, según explicó la directiva de la organización: “Yo soy santandereana, otras compañeras vienen de Cali, Putumayo, de Neiva y así, somos totalmente integrales. Tenemos el caso de una compañera a la que le asesinaron al hermano en El Pato, ese es un ejemplo de casos de víctimas, yo, por lo menos, soy desplazada de la zona de Santander, luego de Bogotá, de Ibagué y llegué a Neiva en el año 2008 porque nuestra lucha siempre ha sido por el acceso a la tierra”, comentó Blanca Sofía, la mujer de 59 años que, desde temprana edad ha liderado procesos sociales.
Achiras de Paz
En la búsqueda de un emprendimiento con el que tuvieran la oportunidad de generar ingresos, la asociación determina que, debido al valor simbólico de las achiras para la gastronomía del departamento del Huila, elaborar y comercializar este producto autóctono de la región era la mejor opción.
“Cacica dijo ´¿por qué no hacemos achiras?´, las achiras acá en el Huila son muy apetecidas, hagamos ACHIRAS DE PAZ y de ahí surgió la idea, hemos trabajado en él, recibimos capacitación en panadería y repostería, adicional a esto un señor vino a enseñarnos a prepararlas y nosotras le dimos un toque especial y tiene que ver con que esta organización está conformada por mujeres muy valiosas, capaces, de manos poderosas, unas manos que antes empuñaron armas y, hoy en día empuñan una harina, una cuajada, una mantequilla, mujeres víctimas que, a pesar de todo el sufrimiento que han padecido, nos podemos sentar y coincidir para sacar un producto bien elaborado y con ese toque especial que le hemos dado: el de las manos de paz para conseguir que se logre una paz verdadera en este país”.
Con respecto a la producción de dicho comestible insignia de la región, las mujeres confirmaron que fabrican aproximadamente 6 mil achiras cada semana, que la elaboración es artesanal y se comercializan a diferentes zonas mediante compra directa.
Además de las Achiras de Paz, la asociación ha fundado la tienda Selva Adentro, la unidad productiva que comercializa elementos elaborados por otras personas firmantes que hacen parte de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, ETCR, también conocidos como Centros Poblados, ubicados en Agua Bonita, Miravalle y Planadas, entre otros. En cuanto a los objetos fabricados artesanalmente se encuentran las botas, los tendidos doble faz, morrales, cartucheras, camisetas, portalápices y sudaderas, descritos por Blanca Sofía como productos de calidad.
“Son productos 100 % artesanales, todo el proceso de ellos también ha sido muy interesante porque, en el caso de las botas, son cosidas, vienen vulcanizadas y las hemos comparado con otras marcas y la calidad de estas es superior, entonces se compite porque estas son de menor precio”, agregó Blanca Sofía.
Casa cultural
En cuanto a la sede de ASOMHUPAZ, Diana Alexandra Cardozo Valderrama, representante legal de la organización e integrante del comité de derechos humanos y pedagogías de paz, mencionó que el lugar está con las puertas abiertas, puesto que también buscan que el espacio sea cultural: “El tema de la paz no es enteramente de los acuerdos, sino que construir paz, es encontrarnos entre nosotras y encontrarnos con la comunidad para tejer lazos. Quienes asistan a esta sede encuentran un lugar agradable para conversar y hacer uso de los espacios como la biblioteca. Las puertas están abiertas para que todos puedan venir no solo a comprar artículos que han sido producidos para la paz, sino a comer achiras, estar acá, compartir”.
A su vez, Diana Alexandra, quien es licenciada en derechos humanos de la Universidad Pedagógica, refiere que están trabajando arduamente en la construcción de paz, a través de las pedagogías de paz y la esperanza, a partir del diálogo entre personas que se caracterizan por ser ´sentipensantes´.
“Ya tenemos un emprendimiento, una capacidad de producción, una capacidad comercial con los productos de Selva Adentro y ahora estamos haciendo paz, entonces vamos a hacerle pedagogía a este punto y eso es lo que hemos venido organizando para afianzar en cómo van a ser esos encuentros con la comunidad, cómo vamos a empezar a tejer y reconciliarnos con las diferencias para sanar esos dolores y empezar una reconciliación con nosotras mismas y la comunidad. Las historias de vida que tenemos las integrantes de ASOMHUPAZ contienen unos puntos fuertes y ahora decimos cómo vamos a continuar esas historias sin mirarlas desde el dolor, la posición victimizando, sino que sea un impulso para volver a creer en la esperanza y volver a soñar”, indicó Diana Alexandra.
Conexión
Para mujeres como Maribel y Dana, la producción artesanal de achiras se ha convertido en algo esencial para sus vidas, ya que reunirse alrededor de su elaboración, contar sus historias, tejer lazos y entender las diferencias, les ha aportado en su crecimiento, mientras les permite sanar las heridas.
Para Dana Michel Losada Valencia, ASOMHUPAZ es la oportunidad que les facilita seguir adelante, trabajar por el bienestar de la familia y emprender: “Estoy acá hace aproximadamente 5 años y encontrar a otras mujeres ha sido importantísimo porque nos enfocamos en nosotras, tratar de ayudarnos, asociarnos con la gente, entender más la situación, acá estamos trabajando para que miren que las cosas no solo son como se dicen, sino que estamos enfocadas en poner un granito de arena para que vean que somos mujeres capaces de lograr lo que queremos, podemos alcanzar objetivos por nuestros propios medios y siento la satisfacción de que estamos haciendo las cosas bien”, conversó Dana Michel.
Por su parte, Maribel Benavides Yaguara, quien pertenece hace cerca de 5 años a la asociación, manifiesta que le encanta la producción de achiras y mirar a las otras mujeres valientes, luchadoras y emprendedoras es un motivo más para continuar hacia adelante con el proyecto, añadiendo que: “Yo era de la zona veredal de Caño Indio y comencé a trabajar acá porque estaba lejos de mi familia, para mí mi familia eran las compañeras, a ellas las quiero mucho y por todo lo que duramos allá para mí ha sido muy difícil separarme de ellas, con ellas pasé las buenas y las malas. Hoy estoy acá porque regresé para estar con mi mamá”.
Finalmente, una de las firmantes del Acuerdo de Paz compartió parte de su experiencia: “Tengo 24 años, actualmente trabajo con la Unidad Nacional de Protección y soy mujer de protección. Llegué a la asociación en el 2019 y hasta el momento he tenido unas enseñanzas muy bonitas en este grupo donde me encuentro con las historias de otras mujeres que siguen adelante, también me he capacitado y esto me ha ayudado a crecer como persona. Aquí estamos para hacer ver las enseñanzas que nos dejan todas las personas y que en el transcurrir de la vida o de la guerra se nos van dando en el camino”.