Las esperanzas se desvanecieron cuando la Guardia Costera de Estados Unidos confirmó la trágica noticia: los tripulantes del submarino Titán perdieron la vida en un fatídico accidente en las profundidades del Atlántico Norte.
Las autoridades informaron que se encontraron evidencias de que el vehículo submarino sufrió una implosión, poniendo fin a cualquier posibilidad de supervivencia.
El submarino Titán, que se dirigía hacia los restos del famoso Titanic en un viaje turístico, desapareció el pasado domingo con cinco personas a bordo. Desde entonces, los equipos de rescate han trabajado incansablemente en su búsqueda, manteniendo la esperanza de encontrar a los tripulantes con vida. Sin embargo, las pruebas recopiladas en las profundidades marinas dejaron en claro el trágico desenlace.
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«Estos hombres eran auténticos exploradores que compartían un espíritu de aventura único y una profunda pasión por explorar y proteger los océanos del mundo. Nuestros corazones están con estas cinco almas y con todos los miembros de sus familias en este momento trágico», expresó Oceangate en un comunicado.
La Casa Blanca también se sumó a las condolencias, enviando sus más sinceras muestras de solidaridad a las familias afectadas. «Nuestros corazones están con las familias y seres queridos de quienes perdieron la vida en el Titán. Han pasado por una dura prueba en los últimos días, y los tenemos en nuestros pensamientos y oraciones», manifestó en un comunicado oficial.
Los cinco pasajeros que se encontraban a bordo del submarino Titán eran reconocidos y respetados en sus respectivos campos. Entre ellos se encontraba el millonario británico Hamish Harding, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman; el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet; y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions, la compañía operadora del sumergible.