Por: Luis Humberto Tovar Trujillo
Muchos mensajes terroristas han invadido este proceso electoral, sobretodo en estos últimos días.
Quisiera decir, que a eso nos ateníamos, cuando la contraparte de Rodolfo Hernandez, un viejito de esos verracos o berracos, de tantos que hay en Colombia, resolvió enfrentarse al mal.
Enfrentarse a esos diabólicos personajes que encarna la otra campaña presidencial, evidenciado en unos petrovideos, que considero, son la versión mejorada del proceso 8000, que la juventud ignora, porque los han sometidos a un adoctrinamiento inhumano por parte de FECODE.
Quien no conoce la historia, esta vulgarmente obligado a repetirla.
Por eso tanta vulgaridad, tanto terrorismo político, tanto pánico económico, tanta patanería delincuencial, para afectar los intereses del adversario, para sacar ventaja electoral y tomarse por asalto, como es la ideología de los integrantes, ya no, del Pacto Histórico, sino del Pacto Criminal, como acertadamente lo llamó el ingeniero Rodolfo, sabias palabras, en reciente entrevista con el periodista peruano Jaime Bayly.
El estatuto penal colombiano les quedó pequeño, frente a esa capacidad delincuencial tan aberrante; la inexistencia de la administración de justicia, los ha llevado a esas aberraciones delincuenciales, porque entienden que la tienen cooptada, y que nada les pasará, y continúan como pedro por su casa, deambulando en lo que creen, el paraíso terrenal delincuencial.
No hay que tener miedo frente a las extravagantes amenazas y advertencias de los delincuentes, amparados con “salvo conductos judiciales”; el miedo no se hizo para las personas llenas de fe y esperanza en la democracia, que protegen la libertad de las personas; el miedo es de cobardes que utilizan mascaras para eludir a la autoridad.
Somos seres de bien; el ejemplo, y la fortaleza de Rodolfo Hernández, debe servirnos para actuar al unísono; enfrentar sin cobardías a esa asociación para delinquir, que quieren tomarse a Colombia por asalto, por las fuerzas del terrorismo.
No nos dejemos arrebatar la libertad y la democracia, por estos asaltantes de la noche; que, en medio de la oscuridad delincuencial, quieren saquear al Estado, para sus intereses personales, acabando literalmente con todos los derechos de los ciudadanos.
Los mendrujos de pan que caen de la mesa invisible del comunismo, jamás serán alimento para un pueblo, con limitaciones y dificultades económicas, pero libre.
Somos esclavos hasta cuando queramos; no caigamos en esa esclavitud que se nos propone, donde aliados con todo el mundo delincuencial, pretenden hablarnos de moral, de ética, y hasta correr el cerco de ella, para atracar la democracia.
Colombia merece un mejor porvenir, parcialmente esquivo, por tanta delincuencia, patrocinada por tanto ladrón del presupuesto público.
