La aplicación del Derecho Ambiental, requiere especiales habilidades jurídicas, sin duda, pero también exige especiales conocimientos y prácticas. Incluso requiere de aptitud para trabajar en equipo porque es imposible impartir justicia ambiental sin apoyo técnico y saber escucharlo.
El juez ambiental debe ser realista; un ser humano que admita, antes de ser sensible, que el medio natural o medio ambiente siempre será afectado, de una u otra manera, por la actividad humana. Incluso deberá admitir que el medio natural está en permanente transformación: un incendio, un sismo, una erupción, una avalancha, etc. Por eso, un juez ambiental debe tener frialdad para saber que existen mecanismos para manejar los impactos ambientales de aquellas obras o actividades humanas que son necesarísimas para el desarrollo, y claro, precisamente su labor será la de exigir la estricta aplicación y cumplimiento.
Luego sí, el juez ambiental deberá dejar salir su sensibilidad. La capacidad también para entender que todo el ambiente es uno solo, interrelacionado y complejo. Los jueces ambientales no seguirían la “moda” de declarar aisladamente porciones, recursos y elementos naturales como sujetos de derechos. El ambiente es el entorno de vida (humana y cualquier otra) que debe ser protegido todo. No hacerlo, es dejarlo desprotegido. Y por esa complejidad es que necesitamos jueces ambientales sin demora; eso ayuda a descongestionar la justicia tradicional, pero también evidenciará la importancia y peso de lo ambiental en muchas otras actividades: lo penal, la posesión o propiedad en lo civil, la responsabilidad del Estado en lo administrativo, y el bio-centrismo (que puede llevar a sacrificar a los humanos) en lo constitucional, entre otras áreas de la ciencia jurídica.
El Congreso de la República ha tenido oportunidad de crear los jueces y tribunales ambientales, pero como en muchas otras ocasiones, no logrado palpar las realidades y necesidades sociales y ha dejado de hacerlo. Es una tarea que no hay que aplazarla más, repetimos, porque es la estrategia que resuelve al mismo tiempo parte de la congestión judicial y porque lograría atender probablemente hoy la principal causa de conflictividad en esta Colombia que esquiva las auténticas maneras para evitarla y resolverla.
Finalmente hay que decir que por su transversalidad el Derecho Ambiental es enormemente complejo. Cada aspecto de este (recursos naturales, elementos ambientales o manejo de impactos ambientales, control, administración y sancionatorio, por resumirlos) requiere de conocimiento especializado; porque también la normatividad es profusa. Urge que el Estado colombiano ofrezca el servicio público de justicia ambiental: jueces ambientales.