Recientemente escribí un artículo para el Portal Semana 24/7 sobre un tema de mucha importancia para la ciudadanía neivana, relacionado con la construcción de la PTAR, que durante los últimos meses ha generado diversas controversias en la opinión pública local. Uno de los objetivos que tiene el accionar del sistema nacional ambiental, es buscar que las regiones impulsen proyectos de gran impacto para iniciar un proceso de descontaminación y limpieza de las descargas de aguas residuales que los municipios vierten directamente a lo largo del cauce del río Magdalena. Estas tareas son impulsadas por el Ministerio del Medio ambiente en coordinación con la Corporación del Alto Magdalena y los entes territoriales, los cuales demandan millonarios recursos para la implementación de Plantas de Aguas Residuales que permiten la desinfección de las aguas contaminadas para preservar el medio ambiente y propiciar una mayor disponibilidad de este recurso. Para ello se cuenta con normativas nacionales como el Reglamento de las normas establecidas para tal efecto.
Las aguas residuales son el tipo de agua que se encuentra contaminado producto de la actividad humana en hogares, comercios, industrias y agricultura. Al estar contaminada debe ser desalojada y conducida mediante una red de alcantarillas hasta las plantas de tratamiento de aguas residuales (estaciones de depuración) donde es procesada para ser reutilizada o devuelta al medio natural en condiciones adecuadas.
En el caso específico de Neiva, desde hace más de tres décadas se vienen planteando por parte de las administraciones municipales anteriores, la importancia de montar una PTAR para recoger y descontaminar todos los vertimientos de aguas residuales al río Magdalena. Desafortunadamente, se ha carecido de una política ambiental a nivel local, para que se desarrolle este sueño de los neivanos. Los intereses y las diferentes ópticas de algunos sectores de opinión han impedido a través de los años, que se pueda cristalizar este proyecto ambiental de gran impacto para la capital del departamento. La ubicación, deficientes diseños, sobrecostos, diferencias políticas, deficiente prospectiva para desarrollarlo, entre otros, factores que año tras año, han demorado su ejecución.
Pero paralelo a lo anterior, el crecimiento urbanístico de la ciudad ha provocado que las áreas se hayan ampliado de manera desproporcionada en todo el sueño urbano neivano. Con ello el aumento de las demandas de servicios ambientales (hídricos), y por consiguiente, los vertimientos directos al río madre de la patria, que bordea la periferia de sur a norte, se han incrementado desproporcionalmente.
Por este motivo, la decisión de la actual administración municipal a través de las Ceibas Empresas Públicas de Neiva E.S.P. de iniciar la primera fase de este proyecto estratégico para el desarrollo de la ciudad, que como siempre ha sucedido, le han llovido críticas a granel por tal decisión. Debemos respaldarla y empezar a construir este macroproyecto. Para tal fin debemos utilizar tecnologías de punta, aplicando las últimas tendencias de la biotecnología que han sido desarrolladas por otras ciudades del país y de otros países del mundo. Aunque esta iniciativa se ha quedado corta, ante el crecimiento urbanístico, ya comentado anteriormente, vale la pena ejecutarla.
Aunque no somos expertos en esta materia, desde esta tribuna de opinión me atrevo a inferir que, en la capital del departamento, las futuras administraciones municipales deben construir por los menos tres PTARS para atender adecuadamente los procesos de descontaminación ambiental, de las aguas residuales que se vierten de manera irracional al río Magdalena. Deberán estar ubicadas: una en el sur, otra en el Centro (que se piensa construir actualmente) y la tercera debería quedar ubicada en el norte de la ciudad. Para ello se debe tener una prospectiva de desarrollo de la ciudad, que se debe incorporar en la elaboración del Plan de Desarrollo (POT), que se está estructurando por parte de la alcaldía de Neiva.
