Por: José Eliseo Baicué Peña
Una de las formas más evidentes de democracia se refleja en la acción de votar. Quizás porque es un mecanismo que busca tener en cuenta la opinión de todos. O al menos de todos los que hacen uso de la democracia. Claro, pensando la democracia desde la base de la participación de todos. Y para ello, no hay que quedarse en la continua repetición de que “la democracia es el gobierno del pueblo”.
Sin embargo, votar no es la única y ni la más efectiva forma de participar en política. Deberían legitimarse otras maneras como, por ejemplo, tomar parte en la construcción de las agendas públicas de los gobiernos. Aunque votar es una forma de participación que demanda un mínimo de esfuerzo y no envuelve conflicto alguno, tiene la desventaja de no impactar significativamente en el contenido de las políticas y no generar beneficios tangibles e inmediatos para el elector
A mí me parece que un voto razonado sería el que pudiera darse, antes que nada, desenganchado de las emociones imperantes en los tiempos proselitistas. Pero, sobre todo, el voto consciente, analizado, conocido y, por supuesto, estudiado. Esto sería lo ideal. Pero en Colombia, en la actualidad esto es un imposible. No olvidemos que un buen porcentaje de los votantes tiene un bajo nivel de escolaridad y otro tanto, de analfabetismo. ¿Cómo generar un voto razonado así?
Esto es sencillo de explicar. Pues, como es bien sabido, no es un secreto afirmar que por el bajo nivel cultural y educativo, resulta más fácil persuadir al ciudadano. Se vuelve más fácil de convencer demagógicamente, sacudiéndole los sentimientos, sin saber quién dice qué, cómo o porqué. Quizás sea una idea loca y antidemocrática, pero creo que en aras de impedir tanta “compra” de votos, debería tenerse, además de edad, un cierto nivel de escolaridad para acceder al voto.
Así como en la religión se ve mal el vivirla por tradición y no por convicción, lo mismo sucede, que aún se ve quienes le profesan una fe ciega a un partido y siguen apoyándolo por pura tradición. Ahora se habla de que el voto se compra con dinero en efectivo.
Yo creo que sí es necesario y conveniente un voto analizado. Pues supone un compromiso moral, toda vez que somos ciudadanos, por eso es que el razonamiento tiene validez. Por eso hay que tener claro que existen deberes ciudadanos por cumplir; desde esta perspectiva el no razonar el voto, el votar por un partido por puro tradicionalismo, no se puede ver como algo responsable, me parece tan irresponsable como el votar por un interés individual.
Votar, es un acto libre e independiente, que denota también que podemos opinar, sea cual sea la inclinación. Este domingo piense muy bien su voto, pues, necesitamos un voto razonado.