Empresarios, trabajadores y el Gobierno están próximos a iniciar las negociaciones para el ajuste del salario mínimo en 2025. En 2024, el aumento fue del 12,7%, situando la remuneración en $1.300.000. Sin embargo, las proyecciones para el próximo año apuntan a un aumento inferior, ya que se prevé que la inflación anual cierre en 5,5%, sirviendo como base para la negociación.
Camilo Herrera Mora, fundador de Raddar, señaló que el panorama del salario mínimo enfrenta desafíos significativos, ya que solo el 18% de la población ocupada está vinculada a este indicador debido a la alta informalidad laboral. Herrera anticipa un aumento entre el 7% y el 8%, considerando que no todos los salarios se ajustan de manera uniforme.
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Por su parte, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, indicó que se respetarán los parámetros legales y que el salario mínimo se ajustará conforme a la inflación. Aunque aún no hay cifras concretas, otros expertos, como Wilson Rodríguez Gómez, profesor del Departamento de Finanzas de la Universidad de La Sabana, coinciden en que el incremento será inferior a los dos dígitos.
El ajuste del salario mínimo se basa en dos variables: la inflación y la productividad. Se espera que la inflación esté ligeramente por encima del 5%, mientras que la productividad, un factor de medición más complejo, suele generar discrepancias entre empresarios y trabajadores. Según Rodríguez Gómez, las cifras de productividad que reportan los empresarios son generalmente bajas, mientras que los trabajadores sostienen que sus aumentos no han sido reconocidos en los últimos años.
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Rodríguez añadió que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) suele entregar las cifras de productividad en las fases finales de la negociación, y aunque anticipa que el aumento podría estar cerca del 7%, advirtió que el comportamiento de la inflación en los próximos meses será determinante, especialmente ante posibles fluctuaciones del dólar.