Neiva viene afrontando diversas problemáticas desde hace bastante tiempo. Temas como la inseguridad, el crecimiento urbano desordenado, la falta de cultura ciudadana, el deterioro por desgaste y falta de mantenimiento de las redes de acueducto y alcantarillado, la desidia con los bienes públicos, entre otros, son problemas que vienen dejando en la ciudad una huella de desidia y falta de gobernanza desde hace más de dos décadas lo que nos hace pensar que una Neiva así resulta una ciudad in-sostenible.
La ciudad no ha encontrado el camino para que los gobernantes adopten con seriedad y responsabilidad medidas de largo plazo, ha sido gobernada y planificada desde el corto plazo con el aval de los gremios, no han ido más allá del cuatrienio de cada mandatario, por esta razón necesita cuanto antes adoptar una estrategia de largo plazo, con el objetivo de desarrollar la ciudad de manera más integrada, equitativa, sostenible y resiliente, para los próximos 30 años al menos.
En nuestra columna anterior mencionamos el inicio de la década de la acción, la necesidad urgente de sintonizarnos con la Agenda 2030 y los 17 ODS, eso implica para una ciudad sostenible una serie de variables que se deben de implementar en el corto, mediano y largo plazo. Un sector estratégico es el de la construcción en su ciclo completo, edificios y ciudadelas con consumo eficiente de energía nutriéndose de energías limpias, criterios de adaptación y mitigación del cambio climático, medidas de prevención frente a riesgos y desastres, electromovilidad en el sistema de transporte público y particular, uso eficiente del recurso hídrico, gestión de residuos sólidos, nuevos sistemas constructivos que nos lleven a una ciudad más verde e inclusiva.
Afortunadamente podemos evidenciar que aún en medio de esta crisis sanitaria, económica y social, encontramos con esperanza algunas expresiones de actitudes responsables y visionarias con la ciudad que han tenido en cuenta estos aspectos. Profeso admiración por Diego Ospina y su legado a la ciudad por lo desarrollado a través de “Neiva la Nueva”, bajo un concepto innovador e integrando variables antes mencionadas, ha permitido tener un espacio en la ciudad que marca la diferencia en movilidad, infraestructura, diseño y funcionabilidad. Por supuesto que esa sensibilización debe amplificarse a través de la educación e incluir a toda la comunidad que sigue en espera de un transporte público de alta calidad, gran cobertura, seguridad y eficiencia.
El uso masivo de la bicicleta, el reciclar y reutilizar, el uso de productos que se adecuen a conceptos de medición de huella de carbono, el manejo de la contaminación de las aguas servidas y el aire, son algunos aspectos adicionales que nos permitirán evolucionar en nuestro diario vivir. Siendo positivos con la pandemia podemos atribuirle que nos ha permitido abrir nuestras mentes a nuevas formas de llevar nuestro día a día, esto necesariamente impacta las ciudades; el teletrabajo y la flexibilidad pusieron a prueba su eficiencia reduciendo la necesidad de movilidad y uso de transportes; la manera de comprar, la mayor necesidad de espacios públicos de calidad y la nueva forma de usarlos.
Esta coyuntura nos debe ayudar con la sentida necesidad de reinventar nuestra ciudad. Una Neiva donde las personas se puedan desplazar en distancias más cortas que mejoren su calidad de vida, que logre reducir la emisión de gases de efecto invernadero dándonos la oportunidad de respirar un aire más limpio; debemos peatonalizar más la ciudad, más zonas verdes, más árboles y ciclovías por áreas generosas y acogedoras; priorizar el comercio local y la descentralización.
Es una invitación a que los ciudadanos participemos de forma más activa en la gobernanza y en la gestión de la ciudad, donde nuestros aportes con ideas, propuestas y acciones que beneficien el bien común y mejoren la calidad de vida tengan eco y se puedan desarrollar, necesitamos insisto de “Un Acuerdo Para Vivir Mejor”.
