Por: Carlos Tobar
“Situación difícil en que no se sabe qué conducta seguir.”
La administración de la ciudad atraviesa por una crisis de grandes proporciones. Así lo han hecho saber a la ciudadanía, el alcalde y varios de sus funcionarios. En el Concejo Municipal se han recibido informes sobre distintos tópicos administrativos, especialmente de tipo fiscal, que dan cuenta de la situación calamitosa de la municipalidad; razón por la cual se han realizado varios debates en los que las preguntas con preocupaciones han sido la nota predominante.
Desde el comienzo de su período el alcalde Casagua, su secretario de Hacienda, y otros funcionarios han presentado informaciones de las inmensas limitaciones con las que deben afrontarse las crecientes necesidades de la municipalidad.
Se sabe que parte importante de los problemas, particularmente fiscales, fueron causados por el manejo improvidente de la anterior administración, del inefable Gorky Muñoz, que gastó de manera irrefrenable en gastos de funcionamiento, violando normas perentorias que, condujeron a la pérdida de categoría de la alcaldía.
Como si no fuera grave la situación fiscal del sector descentralizado de la administración pública: gobernaciones y alcaldías, que, desde la reforma constitucional del año 2001, vieron recortadas las transferencias obligatorias de los ingresos corrientes de la nación, el manejo desordenado de los ingresos propios ha acrecentado las dificultades.
El tema es grueso y complejo. Tiene que ver no solo con la arquitectura de la administración pública nacional, sino con la calidad de la administración local. Esta última, desde hace muchos años, tal vez décadas, no se ha distinguido por el conocimiento y la seriedad con que se deben manejar recursos escasos.
En su afán por encontrar una salida, el alcalde y sus más cercanos colaboradores, han estado proponiendo la creación de nuevos tributos: para la seguridad, modificaciones a algunos impuestos y contribuciones aislados, todos intentos fallidos. También, solicitó autorización para recortar la fronda burocrática heredada, empeño en el que está embarcado.
Lo último, ha sido la propuesta de reforma sustancial al Estatuto Tributario. Un incremento de las tarifas de algunos tributos que, de aprobarse, debieran aumentar los ingresos del fisco. Aspiración teórica. Porque debiera empezar por evaluar el comportamiento real de los actuales tributos, especialmente predial e industria y comercio, para sobre la base de un conocimiento certero de la realidad socioeconómica de su base tributaria, es decir, de los ciudadanos con obligación de pagar impuestos, proponer los ajustes pertinentes.
Lo digo, porque la percepción que tenemos es que la capacidad de tributación de la ciudad está desbordada por, fundamentalmente, el estancamiento productivo de la ciudad. El problema de fondo es el escaso desarrollo económico de las actividades productivas que alimentan el fisco local. En lugar de proponer nuevos tributos se debe buscar la promoción del desarrollo económico local en todos los sectores y con todos sus tamaños. Si crecemos, habrá, por ejemplo, no solo empleo, lo más apremiante, sino tributos crecientes para la municipalidad.
Neiva, 12 de agosto de 2024